Hace unos años mi hermano, el viajero, estuvo en Cuba. Recuerdo que trajo muchos libros, mucha música, y sobre todo, muchas historias brevísimas, que casi no eran historias. Digamos: asombros.
Y uno de ellos le sucedió en la parada del "camello" (el transporte público de Cuba, un colectivo larguísimo tirado por un camión, tengo entendido).
Claro, si vas todo el tiempo de turista normalmente recordarás una visión anestesiada y controlada de todos los momentos. Habrá quienes prefieren eso, sobre gustos...
Pero si querés ver un poco el país "real", nada mejor que mezclarse con la gente real. Tomemos el colectivo.
La gente no se ordena en prolijas filas. Ni en desprolijas filas. Directamente, no se ordena en filas. Están todos desparramados, charlando o tomando fresco...haciendo tiempo (los camellos no pasan muy seguido) Así que se preguntó (mas bien afirmó): "Qué descontrol se debe armar cuando llega el colectivo...¿como hacen? todos se querran subir juntos...!"
En eso llega un jovencito flaco de sonrisa enorme. Se arrima y pregunta "¿Quién es el último?"
My brother tarda un instante. ¿El último...? Por suerte varios pasajeros atentos lo señalan: "Es él"
Flash! Me señalaron. Qué rayos pasa. ¿Hice algo infrecuente? Soy el último en llegar...y qué?
Antes de que más cuestionamientos se sigan disparando, una familia se suma a los que esperan. Surge otra vez la pregunta "¿Quién es el último?" El de la sonrisa gigante hace un gesto: "Soy yo"
La escena se repite 2, 3 veces más, hasta que llega por fin, el camello. Entonces el grupo desordenado se las arregla para ir subiendo por estricto orden de llegada: alcanza con saber después de quién te toca. Sorprendido turista argentino se queda pasmado por la simpleza del método y por el respeto que todos manejaron para poder aplicarlo.
A mí también me impresionó. Es, sin dudas, un bello ejemplo de que podríamos tratarnos con cortesía en las calles del mundo, aun siendo perfectos desconocidos.
También me impresionó la capacidad de observar y ser observados sin temer la censura del "¿¡Qué mirás?!"
Uno no tira la pregunta al aire y se hace el distraído: hay que mirar para saber quién me antecede, mirar bien. Hay que mirar a la gente que está ahí nomás, respirando tu aire.

(A partir de aqui... podrías poner de fondo a Sau)

No creo que se pueda aplicar en muchos lugares de nuestra benemérita civilizacion.
Entre las muchas pérdidas que le debemos a la vida de las grandes ciudades, la pérdida de la confianza en el otro es una de las más frecuentes. Si uno mira a un desconocido a los ojos, inmediatamente se dispara en el otro una señal de alarma.
Una sensación inquietante y difusa de que algo anda mal: o me quiere robar, o me quiere seducir, o me quiere traer del pasado reconociendo mi cara después de 25 años. Alguien me mira: cuidado.
A las nenas las vamos entrenando sutilmente para desviar la mirada, para no permitir que se genere el más minimo malentendido. No mires, no provoques.
A los pequeños, que miran con voracidad y libres de los diques con que los adultos tabicamos los ríos de nuestras reacciones y palabras, también les enseñamos la lección: "No mires al señor, no mires así al nene, no mires, que no te miren"
Se miran profundamente a los ojos los que entran en intimidad: los que se besan, los que quieren besarse, los que comparten otras proximidades.
En una reunión de trabajo, por ejemplo, fíjense que dificil es mantener la mirada en los ojos de un interlocutor. Uno va "paseando" el destino de la mirada, quizás para que nadie se sienta "atrapado" por la focalización de la atención.
Al presentarse a una entrevista, suelen recomendar justamente que miremos con atención y gesto atento al entrevistador. Y uno lo hace, porque se lo dijeron, porque necesita ser elegido, pero en el fondo se sufre una marcada incomodidad.
No en vano el gesto de bajar la vista se considera una señal de sumisión, o de vergüenza.
Y, como contrapartida, dicen que cuando uno hace un brindis debe mirar al otro directamente a los ojos en el momento del chin-chin. No hacerlo equivale a una maldición que no se la deseo a nadie...y que viene a confirmar una vez más la ligazón entre mirar y gozar, mirar y saborear, mirar e intimar...

Pucha, y yo que quiero mirar a los ojos...heme aquí, mirando en el fondo de la copa ese doble brillo, que parece la luz de unas pupilas brillantes y amorosas... pero no lo es.

Ya sé, haré caso a Sau: me beberé esa luz reflejada. Salud, buenas noches, mejores madrugadas.

8 comentaron esto...:

Davor dijo...

Hermosísimo... de verdad un detalle interesantísimo, sobre todo, de lo que te dicen de chico. Yo me crié en un pueblo, y mirarse con otro chico, equivalía a cagarte a trompadas.
No conocía el sistema para subirse a un colectivo en Cuba, pero el de Bs.As es 10 veces superior al de Rosario, allá tienen colas, acá es el desorden descrito por vos en cuba (antes de tu hermano sepa que no había desorden) pero nadie sabe quien esta primero o último, así que primero pasan las viejas, después los viejos y niños, y por último un descontrol.
Que detalle, el de poder observar sin que el otro se sienta incomodado... no lo había pensado... pero tengo que aceptar que soy mirón (no de mirador sistemático de culos) sino de curioso boludo. Saludo y gusto leerte.

verarex dijo...

Los curiosos NUNCA son boludos, davor.

La curiosidad hizo que nos irguiéramos sobre unas piernas corvas, allá en la curva de los tiempos.

y que descubriesemos el milagro de la comunicación, entre otros cientos y miles de pequeños milagros.
Habrá que recuperar la inocencia en la mirada...?
no sé...pienso...

El detective amaestrado dijo...

Cuba es sorprendente, entre muchaas otras cosas...Casi todos los canarios tenemos familia por allí...hablamos muy parecido

Anónimo dijo...

Déjese de jorobar, pimpoyito de mi corazón. Yo le he dicho a usté, frente a frente, las barbaridades mas atroces que una cabeza desvariante como la mía puede elucubrar y usté jamás me ha desviau la mirada... Mas bien me la ha seguido manteniendo en franco desafío, cada vez mas gustosamente penetrante y arteramente provocadora, si. Lo pior es que me gusta. La prósima vez que lo haga no le voy a recular ni medio, vea.
Aprovecho pa'dejarle un beso de lo mas oprobioso que haiga, en mi modesto carácter de sistemático observador de culos y, bajando la vista por respeto, de escotes. Mas de escotes porque soy muy respetuoso, yo.

Anónimo dijo...

vera, yo creo que lo mas estupido que hizo el hombre en su historia, es haberse parado en dos patas, en cuatro todo habría sido más facil.

verarex dijo...

Che...ke onda...les pinta un poco la culpa masculina de ser mirones??

Ahora me voy a poner a pesnar en eso y voy a parir un post de PUTA MADRE.

Amén y amén

Anónimo dijo...

Oops!!!
Te dicen "pimpoyito" en argentino básico!!!

Y "arteramente provocadora"!!!

Epa epa epa....! Mirelo a los ojos...questá desvelao el hombre

verarex dijo...

Auto-cita:
Se miran profundamente a los ojos los que entran en intimidad: los que se besan, los que quieren besarse, los que comparten otras proximidades.

[ Quiero la revancha ]

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