No iba a iniciar esta miniserie de posts así, pero en fin.
Fiel a mi autoflagelación blogoliteraria, que consiste en NUNCA editar los posteos, escribir como sale, soltar lo espontáneo (porque para detenerme a redactar tengo otros tres trabajos) me siento por fin con este tema y sale así "no todos los Hugos son Pardos"
Una paráfrasis no autorizada de que de noche todos los gatos son pardos, supongo.

A Hugo Pardo lo conocí de nombre por su blog (lo tengo en mi recorrido, desde hace tiempo) y en persona hace poquitos días, después de una charla que dio en la baqueteada aula 108 de Comunicación, en la UBA.

Dijo dos o tres cosas que me dejaron ganas de seguir conversando, pero claro, se me iban ocurriendo mientras volvía para mi casa. Ese maldito delay de mi cerebro...que se pone a restallar la fusta sobre mis cansados axones cuando ya no estoy de cuerpo presente donde debería. Bueh.

En su perfil en la red Infonomía, a la pregunta "¿que puedes ofrecer?" Hugo responde:
"Serendipia reiterada y focalizada, es decir capacidad de invención/descubrimiento amplificada y energía para trabajar en un nuevo campo de investigación como los mobile devices y las aplicaciones Web 2.0" (¡fa!)
Y alguien que es capaz de garantizar serendipia merece unos momentos de análisis, calculo.
Aquí los tiene, de mi parte.

La charla pasó revista a los siete principios de la Web 2.0. Bueno, como es "casi" mi tema en una materia que dicto, me parecían superconocidos los siete. Me sé hasta el orden, por poco
Lo que miré en ese momento fue otra cosa: las caras de los alumnos. Atentos, quietos, sólo subían y bajaban las cabezas tomando furiosas notas (analógicas, salvo dos o tres).
Cada vez que en la conferencia aparecía la frase "bueno, ustedes ya saben esto" yo miré ese bosque de rostros. No asentían, no negaban. Trataban de mantenerse a salvo poniendo expresiones neutras (recurso por excelencia del estudiante universitario masivo, seguir siendo un punto, uno más, una gestalt de ojos-nariz-boca que toma apuntes...)

Pero cada vez que Hugo afirmó "ustedes esto YA lo saben" ví pasar, en un destello ínfimo, en un instante digno de la publicidad subliminal, una expresión de susto por el mar de caras.
Acaso fuera "bueno, si ya lo sabemos, a qué repetir?" O acaso "ah, si?"
Pero me pareció, más de una vez, que el fantasma que flasheaba decía "no, carajo, yo NO lo sabía".
Me hizo pensar en cuántas veces uno, en conferencias, para no ir a menos en la consideración del destinatario, procede asumiendo que todos saben lo que no todos saben.
Pensé también en cuántas veces hablamos de los principios de la web 2.0, quienes los conocemos al menos un poco, dando por sentado que a todos les parecen justos y ad hoc.

En algún momento de la charla, Hugo habló de que una de las "nociones críticas" sobre la web 2 es que -paradójicamente- no se aguanta la crítica. No se puede criticar a la web 2.
La web 2 es buena, es libre, es democrática, es divertida y es moderna. Y si no te gusta la web 2, te tenés que callar.
No es políticamente correcto criticar cualquier objeto, aplicación o dispositivo que lleve el sello de ser dospuntocero.
(Le doy la derecha: eso efectivamente sucede. A mí, aunque me seduce mucho el fenómeno, me causa escozor intelectual esta actitud de muchos nuevos gurúes...)

A causa de esta tolerancia cero a la crítica, me parece que muchos jóvenes -muy nativodigitales ellos, muy facebookeros, muy conectados- se suben a la moda de las tecnologías y se excusan de preguntarse qué harán con ellas.
A causa de ese temor de quedar afuera que sentimos los naturalizados (porque, vamos, ya nos colgó el sambenito el apreciado Marc Prensky, tenemos más de 30, no somos nativos por mucho que nos esforcemos en gestionar bien nuestra información vital) es que a veces nos enrolamos en esta misma complacencia de lo nuevo porque es nuevo, de lo 2.0 porque es 2.0...
Tenemos tanto miedo de que nos acusen de obsoletos o de resistentes a la innovación, que no osamos contradecir a nadie que proclame que si no estás en las redes sociales -digitales- no existís.
Ponemos la misma cara de terror imperceptible ante el tono asertivo del "esto ya lo saben" pero nuestro terror es equivalente a "Dios mío, con que venía por ahi la cosa?"
Ahora bien: dos asuntos (más) que sucedieron en la conferencia, que me gustaría entrelazar aquí.
Uno fue un consejo contundente, basado en uno de los famosos siete principios.

SIMPLICIDAD, chicos y chicas.
No se enrosquen en el diseño cargado, en el formato 100x100 pulido, en complicados y estériles métodos de protección. Comuniquen de la manera más simple posible cosas que valgan la pena.
Incluso volvió a dar ese consejo en la rueda de preguntas del final.
Mejor SIMPLE, ligero, despojado, pero con buen contenido. Sabor, significado, valor.

Otro fue también un consejo, pero no-contundente. Me supo más bien a confesión (con-fesión: dar fe, declarar aquello que uno cree) y a un impulso de decírselo a quienes, por lo que fuera, se granjearon en ese momento la confianza.

Esto fue más o menos así:
"Que este país funciona mal, o no funciona, eso lo vemos. Que estamos acostumbrados a quejarnos, bien" (si mal no recuerdo, dijo que los argentinos somos muy quejicas, una palabreja espantosa, merecedora de la boca de Ned Flanders.) "que está muy bien quejarse y no callarse pero que eso no nos libra de la responsabilidad de hacer algo en este sentido"

Y decirlo ahí, en ese espacio, y ante esa parva de gente que miraba y anotaba con ojitos golosos, me pareció un gol de media cancha.

Por ahora, sumo en este post estas cuatro puntas
  • La de "Ustedes ya lo saben" (no, no todos lo saben, a ver qué hacemos con esto, ni ser pedantes, ni enladrillar más alto el muro nativos/inmigrantes, ni dar por supuesto que el mundo es mi pequeño, pequeñísimo mundo)
  • La de apuntar a lo simple y ligero. Simple, simple, simple.
  • La de generar contenidos de valor. Simple y de valor, en lugar de retorcido y soso. "El arma competitiva más potente es el conocimiento"
  • La de asumir una responsabilidad en este escenario.

Ya saben: háganlo simple, transmitan algo con sentido, y sean responsables por las consecuencias.


¿Pensará más o menos así Hugo Pardo?

Vaya usted a saber...


Próxima entrega: reflexión pascual sobre los walled gardens y los jardines de la victoria. Lo voy pensando, prometo escribirlo cuando encuentre el punto.

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