Decía Gibrán que los árboles eran los poemas que la tierra escribía sobre el cielo. Pero ¡claro! somos tan necios que los abatimos, para transformarlos en papel... Usamos luego ese papel para consignar en él que sentimos un horrendo vacío por las salvajadas de la vida civilizada y desearíamos retornar a la Naturaleza.
Según Samuel Beckett , el paradigmático "Pienso, luego existo" de René Descartes no era tal.
En una de sus obras aparece un atormentado Descartes proclamando que no se trata de "pensar" sino de "engañarse"
Y qué mejor para engañarse que enmadejarse infinitamente en el universo de las palabras?

"hay que intentarlo de prisa, con las palabras que quedan, ¿intentar qué?, lo ignoro, no importa, nunca lo supe, intentar que ellas me conduzcan a mi historia, las palabras que restan..., hay que decir palabras, mientras las haya, hay que decirlas, hasta que me encuentren, hasta que me digan, extraño castigo, extraña falta, hay que seguir ."


Fallor, ergo sum.
Me engaño, luego existo.
mas que palabras
Algunas personas jamás usan en sus diálogos cotidianos más que palabras de una, dos, como máximo TRES sílabas.
Yo conozco muchísimas expresiones y conceptos que se valen de palabras compuestas y amalgamadas, o palabras que se vuelven descriptivas simplemente debido a su longitud.
Digo, por ejemplo, en una charla entre colegas, que tal conducta en un niño es ni mas ni menos que una manifestación de la disposición perversa polimórfica...
Chequeo las cejas de mis interlocutores y veo que todas se arquean en notable e inocultable signo de pregunta, aunque sus bocas se esfuerzan en no preguntar.

Bueno: he aquí mi diminuto truco para aparentar erudición. Sé una notable cantidad de palabras de 3 sílabas o mas, y las uso a discreción y donde y como me place.

Con Juan (un niño atrapado en el cuerpo de un señor que dice ser abuelo) ideamos una prueba para saber si un disertante en un congreso de educación pasa la vara de las palabras complejas. Contamos cuántos minutos tarda en pronunciar "epistemología" o cualquiera de sus derivadas.
En cuanto lo hace, nos miramos con pueril felicidad, nos hacemos señas de pulgares levantados, nos recordamos mutuamente el pago de alguna apuesta de bajo calibre.

Debo ser una especie de fenómeno de las palabras. Una wordfreak, para nombrarlo con un equivalente inventado del término.
Pueden reconocerme en el gusto sabroso y recargado por las estructuras de varias sílabas.

Escuché o leí por algun lado que la repetición de mantras (conjuntos de sílabas en general, que se cantan una y otra vez) provoca una mejoría importante en la vida cotidiana, que es consecuencia de la serenidad que invade la mente cuando dejamos que las vibraciones de esas palabras hagan su trabajo.

Un mantra para limpiar el mal karma consta de 100 (cien!) sílabas en determinado orden. Estuve tratando de memorizarlas, pero no, no hay caso.
Una pena.
Hace muchos siglos ya, el sabio Lao Tsé (autor del libro del Tao) escribió estas
Consignas para una enseñanza exitosa:

Vayamos donde está la gente.
Aprendamos de ella.
Mostrémosle nuestro amor.
Partamos de lo que ya saben.
Construyamos sobre lo que ya han hecho.
Y cuando hayamos terminado nuestra tarea,
sabremos que hemos sido exitosos cuando ellos digan:
"Lo hicimos nosotros mismos"

Por eso me gusta mucho enseñar con computadoras. Yo les doy unas pocas estrategias...observo qué tal se defienden, les acerco uno que otro truco según lo que veo que más les atrae...
Siempre (o casi siempre) mis alumnos me dicen "Mirá lo que hice...esto lo hice yo solo"
Entonces sé que el viejo Lao Tsé, en algun punto luminoso del cielo, sonríe para mí.
Los que cumplen 80 piensan que cumplir 36 años es una indecencia. Mis alumnos de 14 años también piensan que 36 años es una cantidad obscena.
Será porque son tres docenas de algo... Y dos docenas, vaya y pase, pero tres!! Tres! Es gula, por lo menos. O ambición.
(Como quiera que sea, solo se me ocurren pecados capitales -indecencia, obscenidad, gula, ambición- Debo estar necesitando una confesión....jajajaja...) Hernan y Ana

La cuestión es que el 11 de Mayo se cumplieron 36 años de que Hernán apareció por el mundo, irrumpió en nuestras vidas, arrancó su cadena de cotidianeidades y extravagancias.

Necesito escribir algo sobre esto, pero se me agolpan tantos detalles...y no logro discernir cuál es más apropiado. (Apropiado en este caso sería lo contrario de "políticamente correcto")
Ufa! Entonces...como no puedo elegir, saco al azar...los tres primeros:
  • Una tarde, éramos chicos, estábamos solos en la casa, jugando afuera y empezó a oscurecer. Lo llamo para que entre a casa y no me responde. Repito. Levanto la voz, me desespero. Salgo a la calle, doy vuelta a la manzana gritando su nombre. Una señora me pregunta si me pasó algo "Perdí a mi hermanito" digo ya llorando a moco tendido. Vuelvo a casa sin saber que hacer y lo veo en una cama, dormido, palmado, inmutable. "Pelotudo!!" pienso, llena de rabia. Pero me aflojo, respiro. Abro mi diario y escribo un poema (pésimo) que se titula "El valor de un hermano". Qué suerte, jamás lo leyó.
  • Una carta que le mandó a mi hija en esos umbríos tiempos de la angustia. Yo la leía y lloraba, ella la leía y lloraba más aún. "No aflojes, princesa" le decía. Ella leía y se transformaba en esa princesa guerrera. Bendito sea ese e-mail.
  • Filosofando liviano: Hernán dice algo así como "yo pienso que esto es así" pero ipso facto, mediando, digamos, un pestañeo, titubea y dice "ay, no, acabo de cambiar de opinión...puedo?" Y lo dijo tan convencido, tanto como antes. Me quedé maravillada de ese permiso. La autocondescendencia que nos permite querernos.

Mi hermanito, el alquimista que ha fracasado pero dice saber por qué ; y si no, busca la dimensión estética de la verdad. El sujeto que se deprime cuando todos se alegran y que se ríe de cosas que la mayoría considera carentes de toda gracia. El que experimentó más sus viajes interiores que los que lo llevaron a miles de kilómetros de aquí, allá donde había que llamarlo por teléfono y chapucear en inglés para que nos entendieran en irlandés (pero no, esas tareas titánicas, mejor ni intentar, si habré transpirado tartamudeando en el teléfono antes de colgar estrepitosamente, entre las risas del resto de la familia...)

El experto en música de Virus. Paradoja de las palabras, el virus mató a Virus.

El que me trajo de regalo la música de Sau. El que a veces parece que canta con ellos:

los cuatro hermanitos disfrazados
I quan veig la llum de l'alba
se'm treuen les ganes de marxar.
Potser que avui no em suicidi,
potser ho deixi fins demà. (*)

Y bueno, ya lo sé! Ya pasó! Es que tardé mucho en redactar esto, qué se habían pensado que todo es soplar y hacer botellas? Asi que me repito (perdón, Herni, en tiempos de escasez de ideas brillantes, una echa mano de las pocos ingenios que nos regala nuestra mente) y vuelvo a declarar con toda la fuerza:

QUE LOS CUMPLAS F E L I Z , HERMANO.

(*) Y cuando veo la luz del alba / se me quitan las ganas de irme / Puede ser que hoy no me suicide/ puede que lo deje para más adelante.

Cyberia

12:12 a. m. | 5 Comments



“Nos sentimos inmigrantes
en lugares donde nuestros hijos
son nativos,
porque la tecnología
se desarrolla demasiado rápido
para que podamos asimilarla”.


Cyberia (Douglas Rushkoff)

No sé por qué razon me vino a la memoria el Test de Turing.
Muchos programas se han diseñado con la intencion de "confundir" a un usuario (humano! claro está) haciendole pensar que está frente a un "sistema inteligente" (o sea: frente a otro ser humano)
Hubo un curioso caso de un programa basado en una técnica de psicoanálisis roggeriano. El programa se llamó "Eliza".
Eliza era capaz de tomar las respuestas de sus "pacientes" y formar con ellas una constelación de datos de los cuales se servía luego para estructurar respuestas cada vez más complejas y diversas.
Y digo que fue curioso (al menos, lo fue para mí) por el hecho de que muchas personas, aun a sabiendas de que Eliza era meramente un programa de computadora, preferían confiarle sus cuitas y solicitarle consejo a ella, y no a sus amigos o personas cercanas.
Aqui me vino a la memoria la frase de Fer "¿Para qué voy a pagar psicoanalista si tengo amigos y tomo vino?"
Y pues... navegando y buscando un poco en la red, me encontré muchas páginas sobre el bueno de Alan Turing y su test. Encontré una página en la que se podía probar un poco esta idea de "conversar" con un programa. Lástima que era en inglés y mi dificultad volvió la charla demasiado molesta (para el programa!) por lo que en un momento me dijo "You win. That is a Turing Test!"
En cambio mi coequiper que sí habla y escribe bien inglés, mantuvo una charla más amable que llegó incuso hasta a pedirle una cita a ciegas. Y la muy atorranta no solo le dijo que sí, sino que le re preguntó a su vez por qué habia de ser solo "una" cita.
Ah no! ponerme celosa de una mujer dibujada en una pantalla ya es demasiado surrealista, incluso para mí!

Sigo dandole vueltas al tema...pero cada vez mas humanamente y menos fascinada por los programadores de IA. Me despierta un suave terror la idea de la soledad inmensa de esos seres que sumidos en mundos poblados de miles de rostros y voces humanas, se refugian en la piedad sin reclamos de un programa de computadora...

Por fin leo a Guillermo Martínez decir:

"Mucho antes de Searle y de Turing, un poeta árabe, Qais bin-al-Mulawah, sintió la misma clase de incertidumbre y sólo le quedó un ruego desesperado a un Tercero que pudiera mirar por adentro a los dos:

Oh Dios, haz que el amor entre ella y yo sea parejo
que ninguno rebase al otro
Haz que nuestros amores sean idénticos,
como ambos lados de una ecuación.

Sí: somos habitaciones cerradas que intercambiamos hojas bajo la puerta en idiomas extranjeros, precarios, tentativos, con la esperanza -como otro ruego- de que no todo se pierda en la traducción."

Voto a Turing! A sus maquinas simuladoras, a la habitación china, a la traducción de Borges!
Que no todo se pierda en la traducción!
Que salgamos minimamente bien parados de esta moderna Babel en la que no hace falta hablar idiomas diferentes para no comprendernos.

About