Amores eternos

12:20 a. m. | 6 Comments

Y venga usted a saber por dónde (seguramente por la malsana influencia de DragonFly) es que termino prestándole atención a las letras de algunas canciones del señor Sabina.
Que, hasta donde mi flaca memoria recuerda, no era santo de mi devoción.
Pero las emociones son caballos desbocados que galopan cuando menos uno lo espera. Y yo, que soy solo una cinta de seda amarrada con nudos flojos a las crines de esas cabalgaduras imprevisibles... no encuentro manera de no dejarme llevar. Aguzo el oído, entrecierro los ojos, ausculto el tierno latido de cada melodía.

Amores eternos Una canción me trae -a traición, por insight, que es el modo preferido de funcionar de mi mente- unas lecciones acerca del amor y del tiempo. Lecciones que tomé a regañadientes, que no quise creer sino hasta muchos -¡muchísimos!- días o meses después.

Mi ocasional Maestro insistía en que existen formas del Amor que prevalecen en el tiempo, transfiguradas o no. Que hay personas a quienes nunca jamás, pase lo que pase, dejamos de amar. En este sentido, sostenía él, es posible decir que existen los amores eternos. No recíproco, claro está. Sí duradero. Sí triunfante del deterioro de Cronos. Sí viviente, cambiante, fragante.


Yo que no, que eso era otro sentimiento, que no era Amor.
Él que sí, que ya iba a tener ocasión de comprobarlo. Sazonaba la explicación con metáforas de plantas y de selvas, y de criaturas y de sucesos extraordinarios.

La verdad, tengo unos locos deseos de darle la razón. Y sí, qué bonito amar por siempre...
Pero no sé qué diera por tenerlo ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.


Qué buena idea fue la ruedita del mouse: subo, bajo, subo, bajo, subo... bajo... Transito páginas con delicada destreza, eludo las que me venden muebles laqueados, cursos de feng shui, máquinas para dejar de sufrir. Elijo las que chorrean amor o compasión, las que desnudan ante mis ojos con humana y sabrosa impudicia los esqueletos emocionales de seres que intuyo semejantes.
Los leo como en trance, dejando que reverberen en mis oídos sus voces que son sólo letras encadenadas, pero se oyen como voces en mi zamarreado interior. Me dicen los consejos más diversos: que llore más, que ya no llore, que piense en otra cosa, que vacíe mi cerebro y deje que el corazón mane lo que sea menester. Que escriba lo que siento, no lo que pienso. Que dé pelea. Que no dé pelea.

Comprendo. Acepto. Niego. Argumento.
Deslizo por el suave y embarrado declive del dolor íntimo, y me doy cuenta de que lo estoy racionalizando otra vez. Pues: desando los pasos, vuelvo a la brutal inocencia del llanto.
No comprendo. No acepto. No niego. No argumento.

Miro con iracunda pretensión las copas verdes y soleadas de los árboles: dejen ya de parecer tan bonitos, les digo. Apaguen esas flores, salgan de mi vista.
Vuelvo a mirar un milimomento después, y todo mi flaco espíritu rebalsa un endemoniado sentimiento de gratitud y serenidad. Marea asomarse a tanta esquizofrenia.

Hago una lista exhaustiva de cosas que quiero decirle: punto uno, punto dos, punto tres y punto veintiocho. La lista se vuelve más y más estúpida hasta desvanecerse en el aire, como un rocío de electrones errabundos.
Ando desorientada, a ratos quieta, a ratos furiosamente activa.
La ruedita, mi única ruedita, mi autito gris de luz roja en la panza, me sigue llevando en dulce hipnosis por páginas de gente que me habla: subo, bajo, subo, bajo...
Subo...
Bajo...

Subo.

Autoplagio

9:03 p. m. | 4 Comments

"¿Alguien aquí recuerda a Vera Lynn?
¿Recuerdan lo que dijo
que nos encontraríamos nuevamente,
un dia soleado?
¡Vera! ¡Vera!
¿Qué ha sido de ti?
¿Alguien aquí puede sentir lo que yo siento?"

Es la letra de la canción "Vera" de Pink Floyd.
Me dijeron...no sé si es cierto...que Vera Lynn era el nombre de la madre del cantante.
No entiendo bien la historia familiar... pero la última pregunta resuena en mi cabeza: Alguien aquí puede sentir lo que yo siento??
Me temo que no... Intransferible corazón sensitivo, piel en acecho, ojos que derraman su amor o su tristeza sin disfraces...
No, nadie aquí puede sentir lo que yo siento.





(Este post dice lo mismo, idéntico, acentos más, acentos menos, que un post de Septiembre de 2005. Le agrego Sabina: "No sabía que la primavera duraba un segundo. Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo")
-¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos... " [....]
¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, voy a llorar.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- ¡Pero vas a llorar!, -dijo el principito.
-¡Seguro!
-Entonces, no ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- por el color del trigo.

Además de venir a continuación de este diálogo la archifamosa frase ("Lo esencial es invisible a los ojos") este es uno de los pasajes de esta bellísima metáfora que siempre me atrajo y me provocó adhesión y controversia.
Me siento, me he sentido, miles de veces parada en la modesta entrada de mi madriguera, explicándole a alguien las bondades de ser domesticado. Igual cantidad de veces me ví reflejada en el zorro melancólico que se lamenta del dolor inminente, que es sólo producto de eso que ayudó a florecer.

Será mejor dejarse domesticar, a sabiendas de que ese riesgo encierra la posibilidad de sufrir luego? Será mejor ni siquiera acercarse a ese "Otro" que deslumbra y atrae, y evitar de esa manera un futuro lamento?
Se desata en mi interior una lucha de desparejos resultados. Normalmente triunfa el "domestícame", ayudado por una tenue argumentación que proclama que no abrir siquiera la puerta de la cuevita sería un triste modo de transcurrir la vida. Que no arriesgarse le quita valor a lo obtenido.
Que ganar, aunque sólo sea por el color del trigo, es más humano que sentirse vacíos,
o insensibles,
o hipócritas.

Sugerencias

12:36 a. m. | 4 Comments

Un tatuaje no es un dibujito. No es decoración. No es moda. No es una marca casual y volátil (aun cuando la tecnología diga que puede desaparecer)

Un tatuaje es una elección, una impronta, un atávico retorno a nuestros antepasados que elegían su "marca" para marcar, igualmente su destino o su predilección.

Aquí hay algunos diseños que me gustan. Pero tu tatuaje tiene que tener SIEMPRE algo personal, algo tuyo, algo que hayas elegido o modificado. Algo que lo convierte, definitivamente, en TU signo.

Que lo pienses y lo elijas bien, eso digo.

Unas sugerencias, nomás, para alguien que quiero mucho. ;)

Unplugged

1:08 p. m. | 0 Comments

Escalera al cielo

Me voy unos días... qué bueno es meter las patitas en el agua "de verdad".
Me voy a mirar el cielo azul... Será azul: lo tengo asegurado ;)
Amo Enero.
No sé a ustedes...pero a mí me causa atracción detenerme a leer ciertos graffitis. Los hay absolutamente ingeniosos, los hay bobos y simplemente dañinos.
En los primeros, me gusta pescar el instante en que captan no sólo mi atención sino la de los demás paseantes. Por aquí, en Buenos Aires, vi con mis propios ojitos uno que aparece en esta secuencia: "Nos mean y la prensa dice que llueve". Brillante.
Otro, coronando una serie de dibujos brumosos hechos con sténcil: "Esto NO es arte"

Y aquí viene mi modesta crónica relativa a los graffitis.
Mis hijos y yo fuimos a visitar el Parque Nacional Tornquist con la idea de subir a la famosa "Sierra de la Ventana". Todo lindo, subimos, bajamos, comimos pancitos, vimos caballos cimarrones, lagartijas, pájaros, de todo. El guardaparque nos saludó amablemente a las 18 hs diciéndonos que el Parque...cerraba. Nos avisaba, por si teníamos que "sacar el auto", ya que él se iba en su moto y le ponía cadena y candado a la tranquera del Parque (estas cosas SOLO suceden en Argentina...). No, ningún auto, reservamos lugar en la próxima combi que pasa por la ruta...
Seré breve: la "próxima" combi pasaba a las 19:30. Una hora y media, noventa minutos hechos y derechos hubimos de aguardar en esa parada de tres paredecitas de nada, en medio de la nada, teniendo nada que comer y nada que hacer... Intentamos el veo-veo, la búsqueda de tréboles de cuatro hojas, la identificación de trinos... Se complicaba la espera.
Entonces, -como dicen los chinos "En la escasez de recursos se ve el Maestro"- se me ocurre concentrar la atención en las inscripciones de las estoicas paredes.
Una respondía a la otra, algunas se burlaban. Una había querido ser ostentosa y el que vino después borró todo el esfuerzo con una postdata pedorra. Había declaraciones de amor y de lujuria, constancias de que otros, antes, como nosotros, habían pasado en ese sitio interminables minutos de espera.
Pasaron ya dos años de ese día y mis hijos se siguen acordando entre risas de las frases y sus disparatadas "respuestas". Cada vez que traemos el tema "Sierra de la Ventana", sistemáticamente. uno de los dos cita a los anónimos poetas ("writers", dirían los puristas del graffiti) de aquella ignota construcción rutera.

Ríanse con ellos, van dos o tres botones de muestra:

y se fueron
Se ve que Juan y Rosana quisieron decir algo como "también anduvimos por aquí". Pero algún ingenioso completó la idea.
Claro, chicos, estuvieron, ya no están. O sea, estuvieron, ya no: aclaremos todo.
Nos encantó.
Maxi escalo el cerro
El del soldado deportista fue uno de los más celebrados.
Ya era raro que alguien, en un país con una historia que tuvo un final tan trágico para el servicio militar, se identificar por su año al más puro estilo castrense. Pero bueno, quiso ser heroico en el ascenso.

mentiroso

Lástima que olvidó el "petit detail" de la fecha.
Seguro que el atento lector que le tiró abajo no sólo la teoría de los 58 minutos (número extraño, si los hay) hizo lo propio con toda la declaración: el 26 de diciembre...domingo después de la Navidad del 99...no hubo ascensos!

frase filosofica a fullPor último, este bonito pensamiento (en serio era lindo!) y su correspondiente remate grosero, destrozón, hilarante, mortal: volvíamos a leerlo con diferentes tonos de voz: de camionero, de hippie, de punga, de pibe canchero...
El apelativo de "manija" para cerrar, y hasta los paréntesis! Qué gente dedicada, por favor...!
Lo sé, es guaso. Pero ese día... nos hizo inventar carcajadas nunca oídas, ahí, en la ruta, en medio de la nada, en esas inolvidables vacaciones del tercer mundo.
Cambia lo superficial
cambia también lo profundo
cambia el modo de pensar
cambia todo en este mundo

Cambia el bueno
cambia el malo
cambiará el género humano
y así como todo cambia
que yo cambie no extraño

Cambia, todo cambia...

Ya lo dice Violeta Parra en esta bellísima canción. También se ocupa de aclarar: "Pero no cambia mi amor por más lejos que me encuentre".
Gracias, Violeta apasionada, mujer de los amores torturados, por decirlo de un modo tan completo y bonito.
Me gustó trabajar este buen rato en la compu para renovar mi blog. Aire fresco, un poco de brisita del verano. Adelante, pasen, siéntanse cómodos, ustedes, los de corazones ardientes.

(Linda la foto no? Me la sacó Chechu, a traición, mientras intentaba pintarme. Los arreglitos a tono con la nueva combinación del blog son míos.)
La ecuación es soberanamente escueta. La rotunda sencillez de la Verdad.
Tal vez ese sea el motivo por el cual el resultado de tan breve silogismo escape a la mayoría de los librepensantes. Demasiada claridad, enceguece. (Esto me lo explicó Hernán, creo recordar, a propósito de su intención de hallar en el presente las huellas del pasado. "Está tan claro que enceguece, entonces de todas formas no lo puedo percibir")

La rima es lapidaria. Sentencia, con la crudeza y exactitud típicas de los proverbios con que -cuentan los antiguos- impartía justicia el Rey Salomón.

"El ladrón cree a todos de su condición"

El que peca de ingenuo, lo mismo. El que sufre por la rapiña de la envidia o la impudicia, igualmente. El que pasea su inocencia por un campo de lobos, no ve más que amistosos corderos. El que engañó y dispersó calumnias, abre sus párpados y solo distingue calumniadores y probables mentiras.
Increíblemente los espíritus humanos se manejan como espejos de sus propias debilidades o fortalezas. Supone todo un esfuerzo impulsar en sentido diferente nuestras creencias.

"El ladrón cree a todos de su condición"

ladron

Pobres ladrones, pobres falsos, pobres simuladores. Pobres de los violentos y de los que viven amenazando con el puño cerrado y el entrecejo fruncido en amargo gesto.
Pobres, sólo ven un mundo poblado de criaturas que reflejan su propia condición: ladrones, mentirosos, simuladores, violentos, amenazadores, distribuidores gratis de diatribas...

Los de corazones alegres y honestos, ven o descubren a otros sonrientes y de buena madera.

Claro, no todo es tan limpio y especular. Un inocente puede ser sorprendido por la maldad de un pícaro o de una libertina. Un mal bicho puede toparse con un buen samaritano que haga el esfuerzo por redimirlo. Pero, como lo enseña la lección del eco, uno recibe casi siempre lo que proyecta sobre los demás. El eco, el karma, la sabiduría popular, todos lo reafirman.
Abu Mery lo garantiza. Me lo ha dicho tantas veces, en tantas circunstancias en que esta simple frase cobraba cuerpo, que no puedo menos que cerrar el post con este implacable aserto:

"El ladrón, cree a todos de su condición"
Eva no intenta
vestir de tul

Eva no cree
en el príncipe azul.

Eva no inventa
falso papel:
el fruto es suyo
con padre, o sin él.

Eva se enfrenta
al "qué dirán"
firme a timón,
como buen capitán.

¿Alguna vez, alguna misteriosísima vez alguien contará la historia del proceso civilizatorio partiendo desde las mujeres, no como culpables y tentadoras, sino como simiente de la especie? ¿Llegaré a ver a la Humanidad asumir la realidad de la mujer como "igual"?

Yo, como la "Eva" de la canción de Silvio, tampoco creo en un príncipe azul. Pero creo terca y definitivamente, en la construcción del amor. De toda clase de amor. Las mujeres sabemos mucho de amor.

Un chiste o relato que vi por ahí, refería un diálogo entre un hombre y una dama.
Él le pregunta qué tipo de hombre busca y ella suelta una andanada de condiciones...que sea libre y al tiempo responsable de su libertad, que sepa comportarse como un compañero sin dejar de lado su individualidad, que respete mis ideas, mi trabajo, mis amigas, que no haga por mí lo que soy capaz de hacer sola, pero que entienda que si me presta su ayuda, seguramente los resultados mejorarán...
El tipo reacciona: "¡Estás pidiendo mucho!"
Y ella: "Es que yo valgo mucho"

Un poco de autoestima a relucir... Una palmadita en el hombro a las guerreras que se aferran al timón y navegan la vida.
Vamos, Evas! A exigir!

Mejor callar?

12:56 a. m. | 12 Comments

Hace poquito escuché a un arquitecto catalán hablar sobre la intensidad emotiva de la obra de Antoni Gaudí en la catedral llamada Sagrada Familia.



Gaudí era profundamente creyente, y la realización de esa obra imponente consumió -literalmente- sus últimos años.
Este arquitecto, elegido por su talento sin dudas, se "disculpaba" ante los destinatarios de la obra de no ser él mismo católico, sino agnóstico (en todo caso, Nico les puede explicar el significado del término "agnosticismo", no?)
"Pero" -aclaraba- "soy un agnóstico culturalmente cristiano. Estas ideas, estas imágenes, estos rostros dolientes o gloriosos, son el aire que he respirado." No se puede, pues, permanecer impasible ante ellas.
Del mismo modo, las frases y enseñanzas, las parábolas de Jesús, (y su método apasionadamente personal de transmitirlas) forman parte de mi paisaje intelectual , de mi memoria de historias narradas o referidas, de mi maletín de primeros conceptos filosóficos.
Ya hace mucho hablé en este blog acerca del impacto que me causó comprender, en un momento de mucha angustia, el sentido de la frase "dar la vida por los amigos"
Ahora...estos últimos días...en este maremagnum de cierres y de inicios, no sé bien por qué (o tal vez lo sé en demasía, y esa claridad tan excesiva me ciega un poco) volvía a mi mente otra frase de Jesús:

"De lo que abunda en el corazón, hablan los labios"

Alguien que permanentemente habla con términos soeces y vulgares, que no conoce otro camino con sus palabras que el que lleva a levantar la voz, y que termina siempre en gritos, alguien que accede fácilmente a la procacidad, pero tiene dificultades para mantener una conversación serena y apacible... es sin dudas alguien que tiene un corazón rebosante de ese misma sustancia (vulgaridad, desborde emotivo, irascibilidad, concupiscencia...)
Las gentes que hacen de las bellas palabras su instrumento, que cautivan las almas con sus relatos -y no por su erudición, sino por la fuerza de verdad que ellos emanan-, las muchas personas que conozco y curan con palabras, consuelan, avientan malos aires, dibujan mundos utópicos y apetecibles...ay! esas personas honran la capacidad del habla humana.

Estuve pensando en esto: es todo un síntoma no poder hablar sin agredir. No poder hablar sin mentir. Sin fabular maldad.

Cuando te sientas víctima de ese síntoma, supongo que lo más prudente es callar. Callar, hasta que se aquieten los humores que nublan el curso de tus emociones. Callar, que es una linda manera de meditar.

Que sean benditos los que pueden acercarnos desde sus labios, las dulzuras -inteligencias, bellezas, virtudes- que abundan en sus corazones.
Que no se dejen ganar por la ira o el rencor malsano. Que nunca se cansen de verter sus bocanadas de paciencia, de amor, de verdad, de inocencia.

Especialmente dedicado a los que me ayudan a pensar y a poner en "buenas palabras" lo que hay en mi corazón. Son una lista enorme de personas que se sentirán convocadas por la palabra "palabra".
Sé que se volverán a disculpar conmigo diciendo "te leo, pero no se me ocurre qué comentar" .
Los perdono por anticipado.
Dedicado también a quien no aprendió ni a llenar su corazón de buenas cosas, ni a callar a tiempo.

About