Querido diario, querida bitácora digital: vuelvo a tus pantallas como con síndrome de abstinencia, y heme aquí... con el doble filo del hambre y el hartazgo.
Durante todo el día de ir y venir de un trabajo al otro, de una prisión a otra, se me ocurren cosas geniales para contar. Pero me siento aquí y solo se me ocurren giladas.
Hagan algo por mí: presionen la tecla Del.
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