Cómo quisiera quererte bien
y no con esta rara locura
que me hace apreciar tu ternura
pero no necesitarla.
Cómo quisiera tocarte el alma
con una larga daga de amor tibio
marcar en lo inasible
una huella que te señale entre todos
para que no se te haga daño.
Quizás lo hice.
Ojalá.
Que los dioses
emboscados como ladrones en lo invisible
detecten mi maniobra
y me concedan ser buena contigo.
Ojitos de cielo
corazón de menta fresca
no me hagas caso: me pasa que no entiendo.
Y es difícil para mí no entender algo.
Pero
como dicen los sufis
“Esto también pasará”
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