Heridas

3:25 p. m. | 3 Comments

Otra carta de mi amigo "Chile". No es que va a ser mi coautor en el blog. Pero escribe lindo, hace bien al alma. Y como nunca se atreverá a publicar sus escritos, le hago trampa, publico yo, en el más puro estilo diálogo socrático. Por algo es profe de Filosofía.


“¿Puede alguien decirme: me voy a comer tu dolor?”
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota


No hay dolor más grande que tu herida,¿no, querida?, ya lo decía el sufriente Miguel aunque refiriéndose a la muerte, siempre injusta, siempre inoportuna, siempre demasiado pronto, de un amigo. Yo te comprendo, cariño, como hay varios otros que seguro te entienden y quisieran hoy repartirse en pedacitos tu dolor, para mitigarlo un poco, para hundirlo en el sano olvido, para matarlo junto con el amor ingrato.

Amigo: ahora entiendo, finalmente entiendo, o hago como que entiendo para poder dejar de ser la desdichada, para ponerme de pie...porque es lo justo, porque "soy merecedora", porque están aquí a mi lado, donde deben, donde los requiero, cuando los necesito, aquellos en quienes debo confiar.


Entiendo a los que me entienden, a los que se reparten mi agobio en pequeñas o magníficas tajadas, y aguantan, estoicamente, mi llovizna sobre sus hombros.
A los que sienten conmigo, aunque no sientan como yo...

Es cierto, bonita, nadie puede sentir por ti (hoy esa unicidad más parece una maldición que aquel misterio que nos hace tan preciosos).

Somos un mar de fueguitos, diría Galeano. Pero cada uno es por sí mismo, a solas, una fogata de labios anaranjados o una brasita languideciendo...
Estamos solos frente a los grandes misterios: la génesis de la vida, el placer, el amor y sus laberintos, el dolor...

Pero también es enteramente cierto que el dolor no puede soportarse solo. Necesitamos de esos brazos, de esos abrazos, de esos ojos que fielmente te amarán, de esos oídos que entienden lo dolorosamente absurdo o injusto que es el amor, de esos corazones que mueren contigo cuando tú mueres de desilusión; de esas palabras perfectamente inútiles y poco originales que se dicen en tales ocasiones y que tienen razón aunque no traen, como nada trae en ese momento, ni consolación ni alivio a la tristeza.

Ya se lo preguntaba Serrat en "Si la muerte pisa mi huerto": "¿Quién será ese buen amigo que morirá conmigo, aunque sea un tanto así?"
Cuando nos volvemos demasiado grises por el llanto o la autocompasión, cuando suspiramos más de tres veces por minuto, cuando no somos, definitivamente, una buena compañía...también empezamos a desconfiar: estarán allí esos brazos, esos oídos, esos mates o vasos de soda para compartir, esos sillones que invitan a quedarse, esas personas que hemos -quizás- dejado olvidadas en los momentos alegres?


Y tienen que estar, aunque no traigan ni consolación ni abrigo a la tristeza, para abrazar, para contemplar con amor, para oír entendiendo, para morir ese rato contigo, para decir esas palabras perfectamente inútiles y poco originales; para saber que tienes donde caerte dolorosamente viva, que puedes, querida, caerte y revolcarte en tu dolor porque aquí estamos quienes caeremos y nos revolcaremos junto a ti. Porque después, contigo, como aprendiendo a caminar otra vez, juntos, fielmente tuyos, maltrechos tal vez, lo único seguro es que nos levantaremos.

Juan Carlos


Mucho más alentador caerse viva, aun cuando sea "dolorosamente viva" que caerse muerta. O quizás, al decir de Osho: no "caigas" en el amor (fall in love), elévate en el amor.
Ayuda ver claridad en el horizonte. Se avanza con mejores pasos cuando se percibe que otros marchan al lado.
Maltrechos, tal vez, como me señalas, Juan (todos tenemos heridas de amor, todos los que nos arriesgamos a vivir...) Pero de pie, ensayando pasos...

Henry Drummond dijo una vez que, si acaso existe ese momento de prueba final en la vida, en ese instante "...No será tomado en cuenta lo que hicimos, en qué creímos, o lo que conseguimos. Nada de eso nos será reprochado, pero sí nuestra manera de amar al prójimo. Los errores que cometimos ni siquiera serán recordados. No seremos juzgados por el mal que hicimos, sino por el bien que dejamos de hacer."
Dijo también que no se nos preguntará como vivimos la vida, sino cómo amamos.

Y entonces, si en el atardecer de nuestras vidas se nos juzga por el amor, espero que haya en mi favor la benevolencia de haber amado mucho, en exceso, con desmadre, volcándome una y otra vez pese a las promesas de no repetir la entrega...
Que pongan también en mi cuenta el agradecimiento a las almas amigas, ya que la gratitud es la memoria del corazón...

Levantémonos, entonces, amigo Juan, amigo Chile. Vamonos nomás a escuchar jazz, no importa que el dulzor del ritmo arranque nuevas lágrimas de mis ojos. Pongamos parches en las heridas, hasta que se vuelvan cicatrices que sólo den una punzada los días de humedad.
Cantemos, para darnos ánimos, cantemos con voces quebradas y sombra en el iris de los ojos...
Hagamos caso de Vinicius, cuando afirma:

Y, no obstante, es preciso cantar
más que nunca es preciso cantar


3 comentaron esto...:

Anónimo dijo...

mira tú a QUE horas -de Argentina- te dedicas a postear !!!!!!!!!

Entré, leí, me gustó...
Sigue superándote

verarex dijo...

mi FUCKING insomnio


Adeu i fins després!!!

verarex dijo...

MI hijo pregunta "que hace esa mano?"
Respondo: "ataja los corazones"
él: "mmmmm...."
yo: "qué? no es linda?"
él: "pse...pero anda mal: no ataja ni uno!"

Vaya vaya vaya...
con la metafora del amor esquivo...

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