Enormes cabezas de roca sólida. Enormes digo, y para tener una idea, pienso en esta habitación en la cual estoy sentada: aquí no cabría. Dos metros de alto, a veces tres, a veces cuatro. Otro tanto de ancho. Cabezas con caras talladas, casi todas con unos curiosos cascos -acaso ceremoniales, acaso indicadores de nobleza, no se ponen de acuerdo los arqueólogos con los perseguidores de ovnis- con gruesos labios y pómulos robustos. Pero cada cara es única: un retrato, un antepasado costoso de la fotografía de recuerdo.
El asunto es cómo llegaron a sus altares esas hipertróficas cabezotas. Algunas fueron halladas a casi 130 km de donde sería posible extraer ese tipo de roca, el basalto. Es evidente que hubo allí una voluntad humana y colectiva de erigir semejantes recordatorios. Transportaron los monumentales bloques a través de cientos y miles de metros de selvas, ríos, terrenos amigables u hostiles, valiéndose de quién sabe qué artilugios técnicos para multiplicar las pocas fuerzas que el bicho humano cuenta en su legado genético.

Los investigadores se arrancan los pelos calculando la enormidad de años que deben haber tardado para terminar cada cabeza. Claro, pero porque lo piensan como hombres modernos, a los que perder el tiempo en una obra de arte les parece un crimen de lesa humanidad.
Se vuelven a arrancar los pelos cuando calculan la fuerza de trabajo necesaria para el traslado, tallado y culminación de esos inexplicables rostros de sonrisas misteriosas y rasgos que se disputan los antropólogos como lobos eruditos.
No se dan cuenta, los señores investigadores, de que hoy como ayer el capital del desposeído es el tiempo. El pobre tiene tiempo: que espere. El esclavo tiene todo el tiempo de su vida para seguir cumpliendo las tareas que se le imponen. Y los grandes pueblos de la antigüedad disponían del tiempo de sus súbditos, vasallos, esclavos o simples convencidos para pasar a la inmortalidad, dejando su huella.

Curiosamente, no me enrosqué en las polémicas sobre la raza de gigantes negros, o asiáticos, o extraterrestres, sobre las especulaciones esotéricas que rodean a este pueblo.
Me puse a comparar mentalmente estas obras titánicas (los ídolos de Pascua, las pirámides, los templos monstruosos, los Budas en la roca viva...) con los torpes y vulgares esfuerzos de hacer "cosas grandes" del hombre siglo XXI. Nuestras construcciones mas inmensas son maravillas de la ingeniería y de las posibilidades técnicas de manipular cantidades megagrandes: toneladas y más toneladas de hierro, de cemento, de fibra, de metal fundido...
Las obras gigantescas del hombre moderno son más bien un muestrario de una feroz competencia que sume a los contrincantes en un aterrador juego de poder: a ver quién hace el edificio más grande, el puente más largo, el hotel más estrambótico. Esfuerzos atroces por figurar en esa vidriera de la estupidez que se llama Guiness.
Si hoy debiera explicarle a un olmeca a qué dios se le rinde pelitesía con semejantes construcciones, me vería obligada a recitar aquello de "Poderoso caballero es don dinero"
Las incomprensibles tallas de basalto de los olmecas, en cambio, me hablan de reyes y señores, de pueblos cohesionados en torno de una visión común, aunque más no fuera la visión de un horizonte donde los jaguares se comportaban como enviados divinos...
Octavio Paz dijo, buscando un significado a la enigmática risa de muchas estatuas olmecas: "El sol lo sabe y calla. Está en el secreto y no lo dice. O lo dice con palabras que no entiendo. He olvidado, si alguna vez lo supe, el lenguaje del sol”.

El pueblo olmeca desapareció mucho antes de la llegada de los europeos, les ahorraron el trabajito del exterminio. Qué lástima para la humanidad no poder tener memoria de las antiguas razas extintas.
Qué gran pena: yo también, al lenguaje del sol, lo he olvidado por completo...





Algunas imágenes (se pueden ampliar)

7 comentaron esto...:

Anónimo dijo...

En la misma época que se han datado las cabezas colosales, gobernaban en Egipto los reyes nubios, también en Egipto se han encontrado cabezas similares y con el mismo casco

Anónimo dijo...

En la misma época que se han datado las cabezas colosales, gobernaban en Egipto los reyes nubios, también en Egipto se han encontrado cabezas similares y con el mismo casco

Anónimo dijo...

En la misma época que se han datado las cabezas colosales, gobernaban en Egipto los reyes nubios, también en Egipto se han encontrado cabezas similares y con el mismo casco

verarex dijo...

y...la conclusion...cual sería?

Los reyes nubios son también un formidable enigma, mi queriddo...

Miramos hacia el infinito con ansias de entender...sin haber entendido que en casa las cosas están aun por explicarse... no?
salutes

Anónimo dijo...

Desde las primeras migraciones a través de la las regiones costeras de Beringia, pruebas arqueológicas y antropológicas han hablado de poblaciones que emigraron de Asia y serían los fundadores, no sólo de los indígenas americanos modernos, pero también de la población moderna de asiáticos. Asia ha puesto de manifiesto la diversidad que se extiende desde los aborígenes australianos y melanesios del sur de Asia a los yupik de Siberia. Estos mismos fenotipos se han reflejado en la morfología de los nativos americanos. Desde los primeros estudios de cráneos antiguos como la mujer de Peñón y Luzia, hemos visto una continuidad morfológica que se extiende por muchos fenotipos y todavía está en existencia hoy. Olmecas muestran esta diversidad de fenotipos en sus esculturas. Las excavaciones en los alrededores de Tlatilco, Estado de México han puesto de manifiesto la similitud en el fenotipo a los modernos indígenas americanos también. En todas las excavaciones se han encontrado poblaciones sundadontes y sinodontes y ninguno de estos patrones dentales existente en las poblaciones africanas que significa que se ha desarrollado en las poblaciones que ya habían emigrado de África, y no podría existir, ya sea en Egipto o poblaciones Mande. Desde Luzia y la mujer de Peñón a la población extinta de Pericues, y las modernas poblaciones Huichol, Fueguinas, Botocudos, Xingu, Moche, Maya y otros, los labios gruesos y características de la escultura Olmeca visto en los nativos y las poblaciones modernas siempre han estado allí. No se trata de una importación de otro continente, pero descendientes directos de los primeros emigrantes paleolíticos, personas en el continente asiático que emigraron a las Américas. Olmecas fueron los productos de las Américas, no emigrantes de Africa.
http://www.youtube.com/watch?v=VtdLCuQVaKs

Legalizar mariguana, reforma ciudadana dijo...

Pues el rollito de Bering ya está muuuuy desfazado, tenemos un comienzo humano en América en el sur desde Oceanìa y Polinesia desde la época de hielo, 25 a 22 mil años AC y los vestigos lo comprueban, que tuvieron que cuajar en Nazca y otras regiones pero al final ser devorados por los mongoloides salvajes del norte y alos uq emejor les fue, ser sometidos y mestizados. respecto a los nubios no son ningún mkisterio, y la alianza nubia-fenicia está bien documentada desde antes de que coquistaran Egipto...

Anónimo dijo...

En este enlace, puedes descargar la colección de completa de "Ciudades Olmecas del Cielo", así como sus antecedentes. El descubrimiento del mayor hallazgo de Geoglifos y Proto-pirámides del mundo, en México.

http://nonnonamiki.blogspot.mx/2014/04/libros-sobre-los-origenes-de-la.html

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