Ética, didáctica, política... me han contado que todas las palabras terminadas en "ica" llevan en su sentido original la idea de una acción. Se manifiestan mediante la acción.
No discurso, no palabrita florida, no reflexión culturosa: acción.
Inspirada por la enseñante y amorosa lectura del libro Etica para Amador, que le compré de regalo a Chechu (porque insiste, y se va afirmando en ello, que va a estudiar filosofía) me senté por fin frente a mi propia PC conectada a la Red a ponerle palabras a esta idea.
Mis hijos son como los hijos de toda madre: preciosos y llenos de talentos, vivos, divertidos, casi perfectos. No es que lo diga yo, que soy la madre que los parió, no no no, qué va: lo dice cuanto ser humano los conoce. Y si no lo dice, entonces es que lo piensa. Da lo mismo. Jajajaja...
En resumen, y tratando de ser un poquitín mas neutral, debo decir que mi vida se ha vuelto totalmente plena de sentido desde que tengo comprensión de que mis dos hijos son dos personas complejas, alegres y libres.
Tengo fresco el recuerdo de pensar con cierta ambigüedad acerca de mi capacidad de madre. No soy buena ama de casa, si me lo preguntan. No me destaco por hacer tortas, ni berenjenas en escabeche, ni por zurcir la ropa, ni por pulir los vidrios. Me gusta el orden más bien ascético y la decoración reducida al mínimo.
No obstante, con mi mochila de desaciertos pesando al hombro, me reconozco feliz con mi tarea como mamá. Pato y Chechu son criaturas capaces de comprenderme y hacerme reír. Se adaptan a mis magras vacaciones y disfrutan a más no poder. Se las arreglan para soportar mis largas jornadas de trabajo, y me hacen gratos los momentos en que estamos juntos. Confían en mí, y yo en ellos, cada uno en la medida de sus secretos y libertades.
Mi jactancia no es la de los intelectuales, porque no es la duda, sino la dulzura de la certeza.
Se ve que tuve la buena fortuna de transmitirles algunas ideas que me parecen fundantes.
Se ve que ambos han tenido la capacidad de asimilar esas ideas, pero encajándolas en sus esquemas. Eso me encanta de mis hijos: siento que cada uno elige, dentro de la idea de "obrar bien" el estilo que más le cuadra.
Por ejemplo, Chechu es una típica adolescente carcajeante un...digamos... 90% de su tiempo.
Pero aún en la risa burlona ella dice siempre lo que piensa, aunque vaya en contra de lo que yo le aseguro que creo: a ella le cae bien la gente extraña y se ha vuelto completamente atea, así que chicanea a la profesora de catequesis y pone a prueba a la de filosofía, casi como un deporte.
Pato me da la razón en eso de que hay que leer más y que debería mejorar la letra, me da la razón cabeceando tranquilamente mientras hace la tarea sobre la cama (y la letra sale ahora calamitosa que es un espanto) y tiene encendida la tele y el MP4. Y claro, pero cuando le pregunto tiene todo más o menos claro y el boletín es un campo de ochos, y nueves, y dieces.
Cuando se ponen de acuerdo, así sea en la repetición de una frase de un cómic, pueden sostener el estado de cuasi estornudo durante toda la cena y el postre, y paran de tentarse cuando finalmente se duermen.
Se dicen mutuamente "tarado" y "deforme" pero se dan un beso antes de irse a dormir y cuando se reencuentran al volver del colegio.
A mí me da placer contarles casos y cuentos, escuchan con interés o con deseos de burlarse, pero escuchan y opinan y lo mastican. Lo sé porque a veces, meses o incluso años después, lo sacan a relucir en sus propios relatos, o me lo recuerdan en situaciones inoportunas (lo que se llama usar las palabras como un arma de doble filo).
Bonitas las reflexiones de don Savater para su hijo adolescente, super didáctico, super sencillo, explicándole que uno no es libre de elegir lo que le pasa, pero sí es libre para responder a lo que le pasa. Y que elegir lo más conveniente, lo que más nos acerca al bien, es un síntoma preclaro de cordura, de moral, de una ética bien entendida. Yo creo que nunca lo había desmenuzado tanto así, pero por cierto me veo reflejada en ese cristal.
Si hoy tuviera que escribir un consejo para mis hijos, replicaría para ellos la única consigna de la Orden fundada por el gigante Gargantúa "HAZ LO QUE QUIERAS"
Concedo: se equivocarían un poco, aunque de buena fe. Pero acertarían bastante. Fabricarían momentos felices y sabrían encontrar risas en las simples cosas. Tratarían de no ser jodidos, ni crueles, ni egoístas. Esa es la ética que deseo para Chechu y Pato.
Res, non verba, mis adorados pichones.
Y a la cama, joder, que se hizo tardísimo.
No discurso, no palabrita florida, no reflexión culturosa: acción.
Inspirada por la enseñante y amorosa lectura del libro Etica para Amador, que le compré de regalo a Chechu (porque insiste, y se va afirmando en ello, que va a estudiar filosofía) me senté por fin frente a mi propia PC conectada a la Red a ponerle palabras a esta idea.
Mis hijos son como los hijos de toda madre: preciosos y llenos de talentos, vivos, divertidos, casi perfectos. No es que lo diga yo, que soy la madre que los parió, no no no, qué va: lo dice cuanto ser humano los conoce. Y si no lo dice, entonces es que lo piensa. Da lo mismo. Jajajaja...
En resumen, y tratando de ser un poquitín mas neutral, debo decir que mi vida se ha vuelto totalmente plena de sentido desde que tengo comprensión de que mis dos hijos son dos personas complejas, alegres y libres.
Tengo fresco el recuerdo de pensar con cierta ambigüedad acerca de mi capacidad de madre. No soy buena ama de casa, si me lo preguntan. No me destaco por hacer tortas, ni berenjenas en escabeche, ni por zurcir la ropa, ni por pulir los vidrios. Me gusta el orden más bien ascético y la decoración reducida al mínimo.
No obstante, con mi mochila de desaciertos pesando al hombro, me reconozco feliz con mi tarea como mamá. Pato y Chechu son criaturas capaces de comprenderme y hacerme reír. Se adaptan a mis magras vacaciones y disfrutan a más no poder. Se las arreglan para soportar mis largas jornadas de trabajo, y me hacen gratos los momentos en que estamos juntos. Confían en mí, y yo en ellos, cada uno en la medida de sus secretos y libertades.
Mi jactancia no es la de los intelectuales, porque no es la duda, sino la dulzura de la certeza.
Se ve que tuve la buena fortuna de transmitirles algunas ideas que me parecen fundantes.
Se ve que ambos han tenido la capacidad de asimilar esas ideas, pero encajándolas en sus esquemas. Eso me encanta de mis hijos: siento que cada uno elige, dentro de la idea de "obrar bien" el estilo que más le cuadra.
Por ejemplo, Chechu es una típica adolescente carcajeante un...digamos... 90% de su tiempo.
Pero aún en la risa burlona ella dice siempre lo que piensa, aunque vaya en contra de lo que yo le aseguro que creo: a ella le cae bien la gente extraña y se ha vuelto completamente atea, así que chicanea a la profesora de catequesis y pone a prueba a la de filosofía, casi como un deporte.
Pato me da la razón en eso de que hay que leer más y que debería mejorar la letra, me da la razón cabeceando tranquilamente mientras hace la tarea sobre la cama (y la letra sale ahora calamitosa que es un espanto) y tiene encendida la tele y el MP4. Y claro, pero cuando le pregunto tiene todo más o menos claro y el boletín es un campo de ochos, y nueves, y dieces.
Cuando se ponen de acuerdo, así sea en la repetición de una frase de un cómic, pueden sostener el estado de cuasi estornudo durante toda la cena y el postre, y paran de tentarse cuando finalmente se duermen.
Se dicen mutuamente "tarado" y "deforme" pero se dan un beso antes de irse a dormir y cuando se reencuentran al volver del colegio.
A mí me da placer contarles casos y cuentos, escuchan con interés o con deseos de burlarse, pero escuchan y opinan y lo mastican. Lo sé porque a veces, meses o incluso años después, lo sacan a relucir en sus propios relatos, o me lo recuerdan en situaciones inoportunas (lo que se llama usar las palabras como un arma de doble filo).
Bonitas las reflexiones de don Savater para su hijo adolescente, super didáctico, super sencillo, explicándole que uno no es libre de elegir lo que le pasa, pero sí es libre para responder a lo que le pasa. Y que elegir lo más conveniente, lo que más nos acerca al bien, es un síntoma preclaro de cordura, de moral, de una ética bien entendida. Yo creo que nunca lo había desmenuzado tanto así, pero por cierto me veo reflejada en ese cristal.
Si hoy tuviera que escribir un consejo para mis hijos, replicaría para ellos la única consigna de la Orden fundada por el gigante Gargantúa "HAZ LO QUE QUIERAS"
Concedo: se equivocarían un poco, aunque de buena fe. Pero acertarían bastante. Fabricarían momentos felices y sabrían encontrar risas en las simples cosas. Tratarían de no ser jodidos, ni crueles, ni egoístas. Esa es la ética que deseo para Chechu y Pato.
Res, non verba, mis adorados pichones.
Y a la cama, joder, que se hizo tardísimo.
9 comentaron esto...:
Pues parece que esa ética que les enseñas está funcionando por lo que cuentas de ellos, que por cierto me parece precioso. De Ética para Amador me impactó esa parte que decía:"Ten confianza en ti mismo. En la Inteligencia que te permitirá ser mejor de lo que ya eres y en el instinto de tu amor, que te abrirá a merecer la buena compañía" y tb cuando el "Haz lo que quieras" refiere la libertad de decidir siendo consciente de ello y pensándolo, y cómo en su otro libro El valor de educar defiende la libertad de la voluntad para el querer que se engendra del saber. Buena reflexión tu post, esa dulzura de la certeza que como madre entiendo es esencial, Un beso
Qué sabrosa verdad la del instinto del amor...!! (ya se me ocurre otro post...jajaja)
Y bueno: Deberé pasar esta tarde por la librería a ver si me consigo entonces "El valor de educar"
Placeres tercermundistas: uno viaja leyendo, nomás.
Un abrazo Leuma
qué buenaza es la parición si por desgarro de entrañas emergen estos seres extraños y ávidos de YA.
Parí y entiendo tu posteo.Sé de qué se trata ésa mirada y ésa cosa extraña que nos pica,quema y repica en cada hueso.
A mi me dice "pez". No tiene hermanos. Tiene en mí un refugio de nácar que aún conservo y el librito de las actitudes que un día le compré.
De ojos negros inmensos y de boca audaz y más irreverente que la mía, me llena de luz.
Y como no te va a iluminar negra... nació perfumando esa Jazmin che!!!
:)
a mi , que tambien tengo dos hijos, y aunque no me amigo damasiado con savater,encontre una vez una idea que me parecio justamente el centro de estas cosas que uno desea para sus hijos:
"Ya que se trata de elegir, procura elegir siempre aquellas
opciones que permiten luego mayor n�mero de otras opciones posibles, no las que te dejan cara a la pared. Elige lo que te abre: a los otros, a nuevas experiencias, a
diversas alegr�as. Evita lo que te encierra y lo que te entierra. Por lo dem�s, �suerte!" Elegir, saber ,poder y quere elegir, lo que sea mas cercano al corazon,a los principios..elegir creo..siempre es lo mas dificil
Pachi
ahhhhhhh y justo hablabas de elegir en otro post anterior...jajaja haberlo leido antes!!
que despistada tu hermana
Son como dos tareas dificiles juntas: elegir, y luego bancarse las consecuencias de la elección, buenas, malas o tibias.
Y, a veces, con licencia, negociar un poco. Que no somos perfectirijillos (sería de un aburrimiento mortal!) y para eso tenemos el tiempo de nuestra vida, para ir enderezando el rumbo...
Gracias por la firma
:)
Beso
Tengo 2 hijos adolescentes, en un tiempo crei que debia decirles como comportarse y hacer las cosas, hasta que me di cuenta que es como decis vos, Hagan lo que quieran y la experiencia me dice, que hasta son más eticos que yo en algunas cosas, se equivocan? y si pero aprenden.
Un abrazo desde MG
cHEEEEEE
Todos tenemos dos hijos por aca??
es el sindrome monte grande?
(la pont tiene una porke es de otro barrio....jajajaj)
Publicar un comentario