Monotemática

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Y sí... una se vuelve monotemática cuando está en ciertos estados del espíritu.
Las embarazadas hablan sólo de sus sensaciones propioceptivas y no pueden dejar de acariciarse la panza.
Los que están cerca de "entregar el equipo" hablan de sus remedios y del humor de sus doctores.
Los iluminados hablan de Dios hasta hartarnos, causando, sin desearlo, el efecto contrario en muchos de nosotros.
Los enamorados hablan del amor a toda hora, y en todas sus manifestaciones.
Yo he dejado transcurrir unos días...¡una semana entera! en busca de nuevos temas del fluir de mi conciencia. Omití un par de sensaciones porque eran reediciones de otras....con leves, levísimas variantes.
Pero no hay caso: el tema, contundente y gigantesco, vuelve a mí una y otra vez, como con síndrome de abstinencia. Será también...tal vez...esta época del año, en que todos dejan caer un poco sus corazas y se dan permisos para decirte que tienen allí un sentimiento.
En síntesis, que el amor me rodea danzando a mi alrededor, tocando sus campanitas limpias, gorjeando en el aroma de los jazmines, en la risa fresca de mis hijos, en el abrazo de las compañeras que se jubilan, en los ojos húmedos de un afecto que sabe que debe partir...
Dos ejemplos, bonitos, porque son de niños pequeños, en los cuales el amor es una sensación cuasi corporal imposible de gobernar:
Nachito, 6 años, travieso hasta el límite, inquieto...ufff! De esos alumnitos que uno suspira cuando termina la clase, agotador y demandante...
Está saliendo del aula y se abraza a mi cintura, mira para arriba con esos ojazos negros y dice "Sabés una cosa, Vera? yo te voy a extrañar mucho en el verano"
Uno a cero. Me mató.

Santiago, jardín de infantes. Molesta toda la hora de informática, en esta clase en especial, está más inquieto que nunca, se burla de los otros, toca las teclas "indebidas", se mete abajo de las mesas...completo. Cuando todos se van, se demora, llega tarde a la fila que se está yendo lentamente con la seño de la sala, de regreso al jardín. Antes del suspiro final (mío) veo que regresa corriendo, desoyendo la consigna de su maestra de "no salirse de la fila".
Corre, corre, corre, bracitos abiertos, instintivamente abro mis brazos para evitar que se golpee, casi se trepa a mí para decir a las apuradas "te quieeeeeeeeeeeeeeeeeeero!"
Lo dice serio, convencido, arriesgándose a un reto (más), divertido, espontáneo.
Dos a cero.

O bueno...ahora que lo pienso...puede que estemos empatando.

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