Me causaba una sensación de áspera compasión.
Pero era solo una historia lejana.
Pero, sucede: una vuelve la vista hacia otras cosas, o se distrae de la maravilla que burbujea alrededor abrazándose a las horas y la niña de verdad está escribiendo su adiós en un papel.
Esa que en sala de tres recitaba un extensísimo poema de San Martín para estupor de sus maestras, esa que calzaba zapatitos blancos que cabían (juntos) en mi mano, esa que sólo quería vestir de rosa y que se negó, contundente y resuelta, a tomar mamadera...
Esa nenita que anteayer ponía los dientes de leche en la mesita de luz, y ayer (¿cierto que fue ayer, nomás?) inventaba nombres exóticos para sus muñecas, hoy, de golpe, como marcada por un rayo, sin avisar, sin anestesia, se me pone a sufrir las absurdas necedades del corazón.
Ahora sorprendo su reflejo en las vidrieras de los negocios, cuando camina a mi lado, sobresaliendo por encima de mi cabeza, fresca y completa, erguida y despeinada.
Vuelvo a casa y la encuentro escuchando música de Silvio Rodríguez, para flagelo doble de nuestras maltrechas emociones.
Ahora se ceba sus mates, administra sus ahorros con discreto y certero control, cambia de amigos sin avisar, suspira frente a un viejo y clásico poema de Neruda...
Y se va.
Se va...
Se empieza a ir de a poquito... algo en ella debe advertirle la cercanía del desgarrón....
Se va dejando, como las miguitas de Hansel y Gretel, adioses de papel aquí y allá...
Entonces siento esa punzada en mi pecho, esa pregunta sin respuesta posible: "Qué va a ser de tí lejos de casa? Nena...qué va a ser de tí?"
2 comentaron esto...:
Bueno, che! Que todavía no me voy a ningún lado...
es el sentido trágico de la vida que llevo a cuestas, hija
Ya sé ke AUN no te vas.
Pero hay días en que las madres sentimos cosas rarisimas. Sepa disculpar.
Besos
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