Hacia la estrella de aquella otra madre mayor
Y como los recogía del polvo teñidos
Para enterrarlos debajo de su corazón
Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo
Siempre a la sombra y llenando un espacio vital
Me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
De la melena invencible de aquel alemán
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Me estremecieron mujeres
Que la historia anotó entre laureles
Y otras desconocidas, gigantes
Que no hay libro que las aguante
Me han estremecido un montón de mujeres
Mujeres de fuego, mujeres de nieve
Pero lo que me ha estremecido
Hasta perder casi el sentido
Lo que a mi más me ha estremecido
Son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos...
(Les debo un post a ciertas compañeras de ruta. No es tan facil como con los varones....será que las minas somos mas complejas, y una siempre anda temiendo hacer lo indebido...
Será sin nombres propios, eso es.
Que cada una se reconozca en la emoción o la gracia que la haya traido hasta estas letras)
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