Ajedrez

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

4 comentaron esto...:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Es espectacular el poema y refleja el dónde nos movemos y nos mueven para enfrentar quizás,aquello que toda reina evita.Un jaque desde la Torre y en una movida.
El tablero en dónde nos movemos jugando vida,jugando a que,jugando a no.Jugando a morir en cada beso,en cada cama.
ops,por nuestras charlas de diván.

Anónimo dijo...

Es maravilloso y TODOS sabemos quien lo escribió, pero en la memoria de Don Jorge Luis, sería bueno al menos nombrarlo.

Mingus

verarex dijo...

Si TODOS sabemos quién lo escribió...a qué abundar?
Si ALGUIEN no sabe quien lo escribió...estaría bueno que pregunte o averigüe (un copy paste n el google le daria la respuesta de inmediato)
Si NADIE sabe quién lo escribió... Mmmm...dejaría de escribir este blog
;)
Con onda, caballero.
Pero son decisiones tomadas.

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