"El buen amor produce mala literatura" dice él, que me ama con una dosis extra de buen amor cada día y cada tarde y cada noche.
El buen amor se escribe con frases cursis.
La grandilocuencia de las pasiones tortuosas le queda mal, definitivamente mal entrazada, al buen amor. 
Literatura buena -seductora, exitosa, laureada, leída, aplaudida, premiada- es la que moja su pluma, cruel y certera, en la savia espesa de un corazón profundamente herido.
Y no sé, quizás por eso, cada tanto, para no olvidar, el buen amor sufre un poco. Sangra un poco. Lastima, astilla, rasga, muestra los colmillos. Le sale mal y le dura poco, pues de lo contrario no sería buen amor.
Pero es real, doscientosporciento real, que la literatura abreva en la fuente del amor doliente y complicado.
El buen amor se contenta con hechos. A lo sumo: con páginas breves.
El buen amor tiene alas de colibrí: zumbido, aire en movimiento, latidos innumerables.
El buen amor produce mala literatura, sentencia Alejandro.
Justamente él: el que más me ama, el que mejor me ama, el único que importa que me ame.



En sábado 6 de abril de 2019, cuando ya es domingo allá

Ojalá

6:24 p. m. | 0 Comments

Ojalá el pasado se reescribiese con la misma facilidad que un post:

Eliminar unas líneas de aquí...
Añadir otras allá...
Omitir ciertas ambigüedades.
Descartar miserias.
Quedarse solo con las tajadas luminosas.

A lo mejor es eso lo que hace la memoria: ilumina sólo aquello que vale la pena.

Ojalá el pasado se reescribiese, Ale.
Lo haría sin dudarlo para vos.

Karma

10:38 a. m. | 1 Comments

Karma: en sánscrito "acción"
Todo se transforma, como dice la canción. "Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da"

Es un equilibrio sutil, sutilísimo, delgado. No es simultáneo, y por eso a nosotros, criaturas del presente, nos resulta tan difícil de aceptar.
Quién sabe cuándo y cómo, y provenientes de quién, he de recibir las retribuciones que merecen mis buenas acciones de hoy.Y cuándo, cómo y de quién me llegarán, infalibles e impiadosas, las facturas de las cuentas a saldar.

Digo yo: ¿dónde tiene sus oficinas el Karma? ¿Atenderá en Buenos Aires, como Dios?
Si tuviera ese dato de mi parte, qué feliz...y qué descamisado el tono de decir... (¿verdad, Silvio?)

Que si tuviera ese dato, ya te digo, yo me iría sin dudarlo a gestionar mis acciones: que me pase ahora todas las malas (me las aguanto), que me deje para el final del camino todas las buenas.





También para vos,Ale.
Y para mí, claro que sí.
Este post es una reescritura de una entrada antigua, antes llamada "Fantasmas del malquerer". Lo reescribo para vos, Ale.


Tomo lecciones de casi todo lo que leo, incluidas mis amadas historias de Ciencia Ficción.

En un cuento de Samuel Delany, Halcón, un prestigioso personaje en un mundo que muta de contraseña cada tantos días, va a subir a un medio de transporte. 
El empleado lo reconoce y le hace el gesto para que pase. Halcón le da las gracias con gesto de sorpresa, como si nunca recibiera estos favores.
Su acompañante se impresiona por el modo en que un sujeto tan distinguido, lleva su notoriedad,y entonces Halcón le explica su punto:
"Tan pronto como parezca que lo estoy esperando, dejará de suceder"

Realmente pienso igual que Halcón, el "cantante" de esta historia.

El mundo del querer me ha paseado con exquisita minuciosidad por casi todas los climas del afecto: el cariño, el desprecio, la mera simpatía, la pasión, la intolerancia, la compasión, la amistad, el olvido, el desamor, la fría venganza, la mansedumbre, los celos...

Después de mucho zarandeo del espíritu, una comienza a comportarse a veces como esos animalitos que han sido apaleados sin motivo, y por tanto, ante una presencia similar a la anterior, entrecierran los ojos y entumecen los músculos, porque el golpe puede llegar en cualquier momento.
Esperamos sufrir.
Porque antes, ya sufrimos.
Y si el golpe no llega, entonces la desconfianza o el recelo aumenta... ¿Cuándo sucederá? ¿cuánto se me permitirá esta apacible sensación?

Algunas veces la cosa cambia y es entonces cuando, sustituyendo al sacudón del desamor llega el bálsamo del buen trato.
La consideración. La caricia. El comentario que entibia el espíritu.

Y...ay! es tan fácil acostumbrarse a lo bueno... ¡Peligrosamente fácil!
(¿será que el destino verdadero es la felicidad y no aquello del valle de lágrimas?)

Cuando estás en un estado que se parece a la felicidad es increíble como se agitan ciertos fantasmas. Vamos a ponerles nombres, porque me enseñaron que hay que ponerle nombre a las cosas que deseamos entender...

Fantasmas entonces, que se llaman: Pasado, Envidias, Frustración, Miedo.

Fantasmas que susurran: "Cuidado! porque todo esto puede ser sólo una breve presoledad....!"

Fantasmas infelices... ¡No los quiero en mi presente! Ustedes sólo son buenos para los apaleados masoquistas, que esperan tanto el futuro golpe que finalmente lo reciben, como una siniestra autoprofecía cumplida...

Ante la avanzada de las sombras, me alegra comprobar que sigo siendo una aprendiz... 

Ando transitando los días en busca de ideas que alimenten mi curiosidad. Es por ello que ya tengo el truco con el cual se amortiguan los fantasmas y se goza mejor de lo bueno: voy a bautizarlo el truco de Halcón de Delany.


Y es así de simple:

SIEMPRE AGRADECE LOS BUENOS TRATOS. 
No los esperes. 
Asombrate cada vez que sucedan. 
No dejes de esforzarte para darle a los que amas, buenos momentos. No grandes momentos, sólo buenos: plenos de signos de amor.

Y cada tanto, ejercita la memoria. Para no olvidar que lo bueno persiste cuando es recíproco.

Entonces, cada agitación de los fantasmas es solo una brisa (no alcanza para enfriar el tizón que se ha encendido) y cada gota dulce es aún mas dulce.


A la salud de los que saben bienamar.


Tengo estos síntomas:

ardo
mi mente arde
mi corazón se despedaza en astillas de luz líquida

sonrío sin motivos
toda la gente me parece merecedora de consideración y buen trato
se me ocurren ideas brillantes
mordisqueo sabrosos triunfos en mis trabajos

¡me salen las recetas de cocina!

no me alcanza el tiempo para nada
pero qué importa
ardo
me consumo
me veo bien en el espejo
(él también me ve bien, los ojos tienen voluntad propia...)

Llego a la conclusión, sin lugar para las sombras: me enamoré
Me enamoré, sin dudas.
Esta dulce confusión de alegría
esta íntima confianza de ser buena,
de ser digna de lo bueno...qué otra cosa podría ser
sino Amor?

Me siento locamente capaz
de amar a todo el planeta
de amar a todas las criaturas...
una revolución de amor alzada en armas
irrefrenable, rabiosa de alegría, susurrando alaridos,
dulcemente amarga,
oximorónica,
igual que yo...


Claro, me enamoré.
Ese apetito de sus palabras es amor
Ese fríito en las yemas de los dedos es amor
Ese esperar mirando fijamente...es amor

Algunas veces el azar hace justicia


Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio... y coincidir!





Estoy probando hacer unos humildes podcast... disculpen mi torpeza.
Son balbuceos podcasteros, para el MOOC sobre Pedagogía Móvil que estoy siguiendo.
Aqui van:

La Manzana Este tipo es una mina! Podcast erotico...algo especial
Y un podcast que es un posteo, de mi propio blog (de mi propia producción, claro) leído.
Qué tal salió?
Una duda cruel: ¿Por qué sigo sumando seguidores, en un blog en el que NO escribo casi nunca?
No lo sé.
Entonces pregunto, y averiguo. Y el gran respondedor de estos tiempos se llama Google, y resulta que Google dice que hay un tráfico en mi blog generado porque la gente "PREGUNTA" y algunas de las respuestas apuntan aquí.
¿Cuáles preguntas? pienso
Y sobre todo...¿Cuáles respuestas? 
Nunca tuve la intención de escribir para dar respuestas a nadie...


Entonces sigo rebuscando y viendo, ya dándome por enterada: entra una buena cantidad de gente a mi blog por un post que se llama "se te ve la tanga" (y no, la verdad...no entrega lo que promete: no es porno, no es profusión de colas, no es sexy, no es provocador... es un triste relato pseudociencia sobre la ropa interior femenina: Mi Dios, y por ese equívoco siniestro mi blog con pretensiones literarias sigue vivo...! Me causa una ácida mixtura entre vergüenza, repulsión y dolor moral...)


Otro motivo de actividad en el blog: la frase "hacia el fuego, como la mariposa"
Que para mí no precisa explicación alguna. Cualquier intento de explicarla la descoyunta y expone su sedoso interior en carne viva. Es una brutalidad tener que explicar la poesía...


No obstante, las palabras ruedan por las redes y se portan como quieren. Se prestan a cualquier boca (a cualquier teclado) se travisten sin queja, pasan de mano en mano con una clara vocación de resignadas.


Así que mis palabras, aun las más absurdas, aun las que he destilado con mayor pesar (que son, sin duda alguna, las más literarias) pueden ser entendidas como meras explicaciones. Como mapas de ruta de los preguntones por pura holgazanería.
Mi intención de poetizar  una historia es interpretada como "una mejor respuesta" en el servicio de Yahoo. 
Una ociosa "Daiana" que dice tener muchas hipótesis pero preferir que le respondan otros.
Una gentil y bienintencionada "Melody" que le busca la respuesta usando a Mister Google. (Ella es también esquiva a producir, pero al menos aceptó el trabajo de buscar)


Y ahi va, mi lírica mirada de la terca y ardiente mariposa que se abrasa en el fuego de la lámpara porque le recuerda el calor amante del sol, convertida en "explicación"


Así nomás lo cuenta Melody:


"en esta pagina se da una explicacion muy buena de porque las mariposas vuelan hacia al fuego.
http://veramarina.blogspot.com/2007/02/v… "

¿Cómo haré para que entiendas esto, Daiana? 
Mi post no tiene NADA de científico. No quería explicarte (ni a vos, ni a nadie) la desmesura de una vida breve que se inmola, sin saberlo, en ese mismo fuego que la regocija... No sé por qué las mariposas van hacia el fuego...científicamente no lo sé.
Siento decirte que tampoco me importa...

Espero que no le hayas creído a Melody. Espero que Melody no le haya creído a Google.

No escribo para explicarle NADA a NADIE
Sólo escribo...porque soy mortal.

Pruebas al canto: fíjense aquí mismo.

...hablan los labios, dice la Biblia

Y  si en tu corazón abunda un profundo, un intensísimo y profundo silencio...¿Qué dirán en ese caso tus labios?
Y si en tu corazón abunda un sentimiento tan furiosamente mezclado y desconocido que no tiene palabras que lo describan...? 
Y si se cumplen con rigor de verdugo obsesivo los vaticinios de la soledad, el anticipo del frío, la modesta  necedad de la ignorancia del futuro?

Hace un largo tiempo... meses, días...años... me decía a mí misma que encontraba cursis mis escritos de los días felices. En cambio suelo ser más precisa, mas empática, más acertada en mi hurgueteo del alma humana cuando comparto un sentimiento azul de tristeza.
Cuando se es muy feliz, no se detiene tanto uno a analizar: es necesario todo el cuerpo, toda el alma, toda la energía vital para hacer nuestra frugal ofrenda al altar de la felicidad.
Pero los sentimientos penosos abren espacio para redactar el lamento. La letra escrita ha de ser hija directa de una pena demasiado grande para ser simplemente cantada al viento...o de un revoltijo interno de emociones, inasible por completo a las efímeras expresiones orales.

De manera que, aun usando esta impúdica costumbre de los tiempos, esta exposición deliberada y posiblemente estúpida, escribo, escribo, escribo...

Escribo porque necesito encontrar un manojito de palabras o letras que escupan en mi pantalla un significado para esta angustia milenaria. Porque tal vez así pueda empezar a entender y a caminar hacia alguna forma de la aceptación..
Escribo para ocupar la mente en esa tonta búsqueda de la frase redonda...que nunca llega
Escribo para autoengañarme, para imponerme tareas racionales asociadas con el escribir, tales como recordar contraseñas, actualizar perfiles, renegociar con el cadáver palpitante de mi blog, que estaba tan tranquilo, mientras yo me ocupaba de escribir en otros tonos y en otros continentes...

Escribo esto, hoy, ahora, 29 de enero de 2012, para dejar una muesca que me recuerde cuán profundo dolió escuchar esta noche unas palabras, cuán verdadero se hizo ese poético "sentimiento trágico de la vida".

De lo que abunda en el corazón hablan los labios...pero sólo lo hacen cuando la abundancia tiene contornos definidos. Cuando no, quedan pocos remedios.
Como, por ejemplo, buscar una canción, otra bellísima forma de la poesía, que atrape sutilmente, apenitas, en ese quebrarse de la voz, lo que se siente por verificar que lastimamos a quienes más amamos, que nos aferramos con porfía a lo que sabemos que deberíamos ayudar a volar...



Estoy escribiendo... hace mucho... sin final a la vista, sobre temas que me gustan y divierten.
Pero las urgencias del día a día me arrastran infinitamente a las orillas de un sueño corto y ligero, de una vigilia interminable, de un tecleo de palabras y signos que entretejen a mi alrededor redes, redes, más redes...
Ahi me mezco, me hago unas siestitas, saludo a los amigos, me entero de más cosas que me gustan y me divierten y me empujan a un tecleo de palabras y signos que entretejen a mi alrededor...

Y en ese mito del eterno retorno, canto y camino, recorto y pego, capturo imágenes, saludo, pienso...
Y nada de lo que quiero terminar de narrar a la vieja usanza lo termino...y allí van:
  • mi hipótesis de que los nativos digitales no saben lo que hacen, al más puro estilo bíblico
  • mi historia de un grupo de gente que hizo EDUCARE, un lugar donde la emoción se despierta por motivos muy diferentes al marketing
  • mi artículo sobre cómo creo que aprenden -aprendemos- los maestros en la mezcla de la Internet tan temida con la Internet tan buscada
  • ah cierto, lo de Walsh...
  • ah, y claro que sí, los videos con música de Pato
  • ah ah... y la compilación de poemas
  • y no era que ibas a terminar ese artículo?
  • y no era que lo del cuaderno rojo era el guión de aquel temido libro?
Solo anoto estas escuetas líneas, omitiendo a propósito las demás promesas procastinadas e incumplidas.
No sé, con la secreta esperanza de ir poniendo tildecitas de "hecho" algún día de estos....
(Inaugurando el tag "REFRITO" vuelvo a publicar, mayo de 2010, ante la inminencia de un festejo bicentenario que parece que se va a desayunar la 9 de julio con sus múltiples carriles, una vieja entrada. Sigue dedicada a Juan, mi amigo del alma.)

Tremendo cartel, pasacalles, firuleteando al viento con un anuncio digno del hombre feliz: COMPRO FRACASOS, dice mi cerebro que se leía en el cartel.
A la pucha! -pensé- entonces existe un tipo suficientemente exitoso como para darse el lujo de andar por la vida comprando fracasos ajenos.Acto seguido se formó una imagen en mi mente, que relato en primera persona:

-Hola buenas tardes...usted compra fracasos?
- Así es, mi amiga. ¿En qué le puedo servir?
-Bueno, vea, tengo una serie de fracasos sucesivos, a cual más portentoso, que quizás esté interesado en adquirir.- ¿Son originales?
- pregunta el fulano, enarcando la ceja izquierda. (Ah, ladino, ya empezamos con las objeciones para el regateo)
- Mire, originales, lo que se dice originales...no son. Tengo un fracaso matrimonial importante, pero el resultado final yo diría que es aceptable. Un fracaso como tenista y dos como poeta. Y uno como bricoleur, pero con esas cajas del demonio que te venden en el Easy, diría que es casi un empate, más que un fracaso.- Mmm...me temo que es usted la vendedora estándar...Clásica, típica... si fuese una vieja, estaría vendiendo sus oros en la calle Tucumán... ¿Y qué espera obtener de la venta, vamos a ver? ¿Qué tenía en mente?- Upa!...Estemm......no lo sé. ¿Algo de dinero...? (Sonrojo evidente. Odio a los capilares sanguíneos y su vasodilatación involuntaria)
- ¡¿ALGO?! de! dinero!...? -exclama, pregunta, carraspea, no sé cómo hizo para conseguir ese tono extraño en tres palabras- ¿Cuatro fracasos por cien pesos dice usted? Un trueque relativamente mundano, si le estoy entendiendo bien? Ni siquiera se le pasó por la cabeza que un sujeto tan poderoso como para comprarle a usted un fracaso podría a cambio proporcionarle...digamos... un éxito? ¿Un éxito diminuto o modesto, cuando menos?-Caramba, lo siento... no...no lo había pensado...- ¡¡No lo había pensado!! ¡La respuesta típíca de los perdedores!Empiezo a retroceder hasta la puerta, con un susto de padre y señor mío, cuando ésta se cierra con estrépito de película de Stephen King. Miro de reojo por detrás del mostrador, porque ahora supongo con horror que estoy en las puertas del Averno, una puerta ha de tener el averno en Monte Grande, y qué puntería la mía, me he metido por ella en busca de un negocio de lo más delirante e imposible. ¿Tendrá cola terminada en punta el supuesto exitoso? ¿Aliento de azufre?
- ¡Por Dios y la Virgen desatanudos! - brama el dueño de casa. Ah, no, entonces no es Lucifer, suspiro, no sé de qué me alivio, pero mi mente aturdida sólo alcanza a dicriminar que Satán no invocaría jamás a Dios.
- ¡Y la Virgen de Itatí y las llagas de San Roque! - sigue vociferando.
Ahora sí que estoy fregada: no sólo no era el Malo, sino que parece que es la competencia. Y con éste no hay mucho que negociar, te pesca en cualquier renuncio, te sabe los secretos, estoy perdida.
-Creo que me retiro, le pido disculpas por la confusión... -balbuceo con un hilito de voz tan fino que parece que se va a cortar como una hebra de seda añeja.
-¡Eso! ¡Confusión! ¡Ya es la quinta persona en la misma tarde que entra con ese discursito! ¡Qué país generoso! Pero me hacés el favor querida y lees BIEN el cartel de la entrada!!Salgo. Retrocedo. Leo. O intento, porque el furibundo comprador me espeta, sin darme tiempo:
-FRASCOS es lo que compro, muchachita! ¡FRASCOS! Para fracaso ya tengo el de mi propia empresa de perfumes...¿te queda claro ahora?Se veía pálido y despeinado, las dos cejas tan altas que parecían perdérsele en la frente magra. Me dio pena, a pesar de su arranque de ira injustificada.
-Si hubiera un tipo capaz de comprar fracasos, tenga por seguro que sería un flor de hijo de puta- aseveró, volviendo a tratarme de usted, retornando a su silla, a su mesita berreta, a su miserable búsqueda de envases originales donde capturar el tufillo del éxito que nunca fue.

Dedicado a Juan, que leyó en el cartel lo mismo que yo, y me inspiró esta delirante historia.

diseñarte

1:44 a. m. | 4 Comments


diseñarte, originalmente cargada por Wilson_Graphic ®.

eso...diseñarte


"Septiembre aúlla todavía su doble saldo escalofriante Todo sucede un mismo día gracias a un odio semejante. Y el mismo ángel que allá en Chile vio bombardear al presidente ve las dos torres con sus miles cayendo inolvidablemente"(*)

Inolvidablemente.
Es que así fue.Clavado en la memoria.
De esas efemérides que no necesitan preaviso, porque se han enraizado en la conciencia o porque todo alrededor habla de ello los días previos.

No sé cuántas personas estaban al tanto de que fue un 11 de septiembre el sangriento ataque que derribó en Chile al presidente Allende, para instalar un largo horror de persecución, tortura, silencio... una historia desgraciada que se narra una y otra vez en nuestra golpeada latinoamérica.
Pero sé que alrededor del mundo millones recuerdan que el 11 de septiembre "cayeron las torres".
Hemos desayunado la imagen del humo denso y blanco saliendo en atroces espumarajos de ira, borboteando locura desde esos edificios que deberían ser intocables.
Las vimos hasta el hartazgo, hasta la náusea. Se repitieron por horas, por días, por meses, se replicaron acompañando historias de abnegados bomberos de NY, relatos de sobrevivientes, neoleyendas de fotos halladas en las ruinas, discursos de líderes, de oportunistas, de mesías...todos congregados y aglutinados frente al estupor de la evidencia.
Hace poco hice un ejercicio, más bien un juego, con un grupo de profesores, mostrándoles una seguidilla de imágenes en un video de Linkin Park. Luego les pedía que anotasen todo lo que pudieran recordar de lo visto. El 90%, en la enumeración, puso "las torres gemelas", cuando en realidad lo que habían visto había sido la imagen de una demolición.
Es que ha sido tan persistente y tan intrusivo el mensaje, que hasta creemos verlas donde ni siquiera están.

Yo, lo admito, no me acuerdo la fecha en que USA bombardeaba Irak, con la complacencia y el silencio de muchos gobiernos, los mismos que se horrorizaron y solidarizaron durante la tragedia del 9-11. No tengo imágenes mentales del humo en Irak, de sus niños destrozados como juguetes sin valor, de sus mujeres sollozando con las frentes apoyadas sobre calcinadas paredes, de ese dolor de rotura irreparable. Eso "no pasó" en la TV, no hubo misas, ni minutos de silencio, ni póstumos monumentos de luz en los espacios vacíos.
Cuando los dos aviones -cargados de odio ciego, hay que decirlo- embistieron las torres... rompieron una burbuja, encendieron mucho más que un incendio asesino, dislocaron y pusieron patas arriba el propio sentido cristalizado en torno del número 9-11, el número salvador, el SOS de las series de policías buenos y diligentes y también ayudaron a construir un nuevo mito, una nueva bandera que agitar.Plantaron el andamiaje para nuevas excusas que justificarán quién sabe qué nuevas invasiones.

Y, de paso, se cargaron nuestro día del maestro.

¿Qué es el 11 de septiembre? "El día de las torres gemelas" dicen ocho de cada diez pibes (Quisiera preguntarles esto mismo a los jóvenes chilenos, sólo por curiosidad de saber cuántos, de cada diez, me dirán que el día que el golpe derrocó a Allende...)

Cierto, Sarmiento no es simpático ni marketinero. El día del maestro es una mezcla bizarra de grupetes de "seños" que 11 de septiembre abarrotan pizzerías y parrillas , con reclamos gremiales. Una mixtura de conceptos estelares (indiscutibles, etereos, fuera de toda confrontación) con cuestionamientos al rol, a la tarea, al título, al ejercicio...
El día del maestro no es una fiesta cívica. No es una alegría democrática ni una celebración de la palabra. (de la pluma, de la espada.)
De hecho seguimos separando, desde adentro de la profesión, higiénicamente, estúpidamente, el día del maestro del día del profesor.

Pero qué caray... yo quiero que el 11 de septiembre siga siendo el día del maestro, no el día de las torres!

Por supuesto, entiendo que mi deseo está condenado al fracaso más estrepitoso. Será que tengo vocación por ciertas propuestas que rozan la esterilidad.

Pero si es por deseos...también quiero que me dejen de contar las penas de los habitantes de Nueva York. Si vamos a llorar muertos injustos, llorésmolos a todos. A todos...a todos.
A los 3 mil de las torres, a los 35 mil criaturas, que ese mismo 9-11 murieron de hambre en el mundo, a los ¿cien mil? ¿seiscientos mil? ¿un millón? de muertos en Irak...(cuándo la cantidad será considerada suficiente?)
Ante semejantes cifras, confirmación y corolario de la estupidez humana, el debate de que en Argentina las fechas de celebración se eligen coincidentes con las muertes de los personajes recordados, (no con la vida) es prácticamente anecdótico.

Y ya en plan de pedir imposibles:

...quisiera que el 11 de septiembre le haya enseñado algo a Chile, y que no renuncie a ese aprendizaje, pues lo ha pagado muy caro

...que el 11 de septiembre le haya enseñado algo a los Estados Unidos, un golpe helado en el riñón de la ciudad mimada, que sirva para alertar y hermanar, y no para reforzar las cerraduras. De nada sirven más cerrojos cuando el ladrón está dentro de tu propia casa.

...que el 11 de septiembre, en Argentina, siga siendo recordado como el día del maestro, un día para la gratitud y la memoria.

(*) Fragmento de "Cita con ángeles" de Silvio Rodríguez
SI!!! lo consegui!!!
Lidié un poco... y aun está un poco chueca...pero ahi vamos con la nube movil.
Gracias a Webmaster Deluxe
Recuerdo vividamente mi sensación de desagrado y malestar mientras leía a Houellebecq en su mansa, exasperante, angustiante descripción de un futuro de clones humanos enchufados a sus terminales, solos en medio de una eterna y perpetua conexión, atados al horrible mandato de seguir siendo ellos mismos, a través de pantallas siempre disponibles, pero siempre, simétricamente solos.

Esto no puede ser una buena prospectiva, me decía. Este sombrío futuro de tecnología creando falsa compañía, no lo creo, no me lo venden, éste porque es un francés amargo…que se venga a Latinoamérica un poco, para que le re enseñemos las bondades de tocarse, de palmear la espalda, de abrazar, del amontonamiento humano, de la cancha, de la comunión espontánea de cada semana nuestra cuando nos quedamos varados como corderos en un vagón de tren.

Junto con este recuerdo futuro anudé la filípica de un cura mala onda, muy culto él, buena oratoria, vocabulario fluido (bueno, los curas tienen tiempo de ocio suficiente para leerse los libros que gusten, lo menos que pueden hacer es ser eruditos en algo).

El sermón venía a cuento del recrudecimiento del Sida en el mundo. Sida venía con mayúsculas, aun en el discurso. Como decir el Maligno o Lucifer o AlQaeda.

“¿Qué otra cosa es esto sino un castigo de Dios ante la promiscuidad y el desarreglo en las costumbres sexuales? Hoy en día nadie piensa en el matrimonio, en la fidelidad, en la pareja para toda la vida, no, viven así, en medio de un libertinaje permanente, amancebados como perros…”

A-man-cebados.
Amancebados!
Y : como perros.
Deshumanizados por el escándalo, castigados por insistir dándole mordiscos a la manzana. Perros. Éramos perros.

Mazazo en la cabeza, en el corazón, en la ilusión. Nosotros (éramos jóvenes entonces) ya no teníamos un horizonte de sensaciones gozosas, una promesa de risas, y cuerpos flexibles y besos y muchos amores. No: teníamos una condena previa, un futuro de enfermedad y de muerte.

Tanto esperar para disfrutar del sexo y aparece el sida…!
Al principio (al mejor estilo Niemoller) no importó porque era cosa de maricas, de subnormales, era la peste rosa. Entonces no había problema: en Argentina, éramos todos tan normalitos, tan comilfó diría Cortázar, tan prolijitos después de las patadas en la cabeza de la dictadura. ¿Cuantos homosexuales argentinos morirían de sida? Na, unos pocos.

Pero, horror de horrores la cosa siguió más allá.
El virus, retrovirus, el maldito mutante que ni siquiera se dignó venir del espacio (eso hubiera sido muy siglo XX, por lo menos) voraz y maleducado, burlón, desastroso, matador… se desparramó como toda una peste hecha y derecha.

Y así lo vivimos, como el destierro del amor libre, como el fusilamiento del flowerpower, un hachazo mortífero silenciando el contacto, generando su vómito negro de nuevos estigmatizados…
Hubo de pasar mucha palabrería, mucho AZT, mucho comercial bonito contra la discriminación, mucho genetista explicándonos con infografías y con frases de eslogan que esto contagia pero aquello no, que si-da, que no-da, que el amor desinteresado y gratuito puede que sea el mejor remedio, que ningún cóctel salva si no hay una mano que se apoye en el hombro del portador de la campanilla del sida.

Y entonces, cuando parecía que el cura de la frase condenatoria estaba irremisiblemente chiflado de dogmatismo, cuando los vaticinios retorcidos del franchute se empezaban a astillar tímidamente, y a cubrirse de esa capita de grasa traslúcida, esas pecas otoñales del olvido… entonces reapareció la peste de la gripe.

Que poco romántico. Qué falta de charme, morirse uno de gripe, soltar la vida en espumarajos de moco, tener una gripe cuyo nombre incluso mueve a risa, eso de gripe porcina, qué poco charme…qué poca dignidad…

Pero lo peor de esta peste reemergente no es tanto contraerla como las maniobras para no contraerla. Ridículo, absurdo, risible: nos dejamos de amancebar para no enfermar de sida, y terminamos contrayendo gripe porcina. Es un mal chiste, es como casarse con una bruja…

Para no caer en ese abismo, para que los gérmenes no se adueñen de nuestras tripas y de nuestros ululantes pulmones, nos atrincheramos en una intocabilidad antinatural. No se toquen. No se besen. No coman juntos. No tomen mate. No se reúnan, que no hay tanto de qué hablar. Circulen, señores, circulen.

Algo salió mal de nuevo y ahí marchamos, con nuestros libros de historia y nuestras crónicas de pestes, al nuevo exilio de las sensaciones amadas de la proximidad, evitándonos con recelo, mirándonos con desconfianza, cualquier humano puede ser un frasquito de veneno para otro humano, un portador de dolor, de fiebre, de inseguridad, de tos seca, de muerte.

Nos saludamos de lejos, y pronto dejaremos también de hacer eso, no sea cosa que el aire, que la energía en la mirada, que la atención en foco…

Creo que ni el mismo Maligno con mayúsculas hubiera urdido planes tan siniestros. Deshumanizarnos, volvernos perros, volvernos chanchos, volvernos seres miedosos unos de otros, incapaces de cuidarse, sin el menor sentido de la manada.

Tenemos de todo, pero las pestes corrompen y se desayunan nuestros tesoros más intangibles, porque son ni mas ni menos que eso: las pestes del desamor.

Me tienta mandar nuevamente a Homero al pasado con su tostadora-máquina del tiempo.
Eso es: que vaya y vuelva, dos, diez, cienmil veces más, hasta que amenezcamos en un mundo donde el amor no enferma, donde el contacto no te pone en peligro, donde volvamos a amontonarnos a la noche, olorosos y fraternalmente humanos, tiritando de emociones, alrededor de un fuego manso donde se cocina, lenta, lentamente, la sopita de la civilización.

Alejandro Filio, no sé dónde, en Barcelona, en algún sitio, cantando este tema que es precioso..

Yo tengo la versión en audio cantada con Silvio. Y entonces, ellos cada uno donde esté, y yo acá, tomando mis mates bien argentinos, y jugando con la compu un poco, hago este milagro, este chiste, esta licencia de la tecnología que ahora está a mi alcance a golpe de algunos clics:

Estimado y sufrido público, con ustedes, con solo dar el clic correcto, a tres voces, Silvio, Alejandro y VeRa, cantando el estribillo de Brazos de Sol...

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