"Todo vivir humano ocurre en conversaciones
y es en ese espacio donde se crea la realidad en que vivimos. "

Humberto Maturana
¿Cómo es posible que a veces me sienta mejor comprendida por Mer, que vive en Puerto Rico, a quien nunca vi en persona, con quien no pasé un cumpleaños, una navidad? ¿Por qué puedo esperarla online por horas para intercambiar solo tres cosas nimias, y quedarme tranquila? ¿De dónde sale ese hilo manso y perdurable de confianza que me une a sus palabras? De haber conversado mucho. Mucho. Muchísimo. De haber puesto en palabras el desamor, y el divorcio, y los sinsabores de los triunfos-fracasos del postmatrimonio, y los desvelos por la enfermedad que casi me arranca el alma, y su embarazo y el nacimiento del niño, y el fallido viaje al pais de los putos yanquis , ...y las noches en blanco... y las charlas "como los locos"...
En las conversaciones se me revelan las personas, las intenciones, las conexiones entre lecturas y mundo, las pequitas blancas que está sembrando el futuro en mis neuronas.
Conversando con Beto es que lloré tupido y parejo un par de veces, él allá en el frío y el viento, yo acá (¿acá? donde es "aca" si estábamos tan cerca...) mientras él remataba con "dale, zanguanga, no llorés". Y ni siquiera habia mic...pura comunicación alma/alma .
Conversando con Pan entendí la verdadera dimensión de la locura y el potencial de mi valentía, que esperaba en las gateras.
Me valido y me reconstruyo día a día en esa trama de charlas que me atraviesan...
¿Pero cómo es que se tienden y entrecruzan los hilos de las conversaciones en Internet?
¿Será que tengo un insólito talento, una varita de tres puntas virtual que indica el sitio donde podría abrevar su sed mi espíritu conversador, soliloquero, expresivo por las suyas?
Algo de eso intuyo.
Uno tiene innumerables oportunidades de relacionarse con personas, personas reales y virtuales (son las mismas, tonti, son de verdad también....) y entre ese manojo de brillantes puntos luminosos, como monstruoso ramo de flores de fibra óptica, yo miro a unos sí...a otros cientos no...
Voy rápido así que no puedo fiarme de ningún método de análisis serio: elijo conversar con alguna gente porque sí, porque me piace... Normalmente elijo bien, o eso vivo creyendo.
Uso etiquetas para recordarme a mí misma algunas categorías que ordenen mínimamente el bello caos de las palabras. Una suerte de autoalzheimer.
Ahí es donde fallo a menudo. Etiqueto erradamente, soy una blogger renegada y obtusa cuando median las emociones.
Hoy, recién, hace un momento, recibí esta advertencia en una conversación que me dejó pensando (como siempre) en unas doscientas cosas que me gustaría profundizar. La tomo, porque vienen de un profesor que se ha esforzado por explicarme cuántos pares son tres botas, si uno quisiera ponerle calzado al corazón, para que se clave menos espinitas, para que se ande con mas cuidado, caramba.
"Ojo con el tagging sentimental" dice, en algún punto.momento.resquicio de la conversación.
Que compasión y con-pasión son dos humores idénticamente motivadores -para mí- pero con resultados sentimentales bien contrapuestos. Que cuidado con los remedios y las curaciones, que en griego veneno se dice pharmakon...
Algo de eso debe haber, concedo.
Y en el espacio donde converso, la realidad aparece, borboteando, rebalsando de su olla tiznada que nunca estará al final del arcoiris.
¿Me creerán ahora, cuando a la pregunta "dónde vivís" respondo "aquí, en la red" ?

2 comentaron esto...:

verarex dijo...

A.P. sugiere que le debo derechos de autor por el titulo (y acaso...por algunas ideas...jejeje)
Pero lola, querido, lo que se habla en el chat es tierra de nadie

Publicado bajo licencia Creative Commons....by Vera Rex

jaja

Sylvia Cirilho🪷 dijo...

Cuánto hace que no te hablo por msn...Veríssima..será porque no queria cargarte de semillas de sandia colorada?
Se me pasó ya.
Ahora puedo.
Y te sigo queriendo,claro

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