Nos acecha la idea de replicarnos. Nos replicamos en hijos y en imágenes. Fantaseamos con la idea de tener clones. (No nos dimos cuenta de que ya tenemos clones, que somos clones, máquinas de replicación, ciegamente empujados por esos tiranos diminutos que vorazmente buscan nuevos envases para dejar más copias de sí mismos: los genes)
Cadenas de información camufladas hábilmente, avanzando a tropezones. Ahí vamos. Repetimos, replicamos, reproducimos, nos inventamos un horror para trascender y los genes egoístas se divierten de lo lindo con nuestra obediente evolución. No podemos escapar de la carga genética y no podemos vivirla con culpa. Uno no elige tener los ojos castaños o verdes, así como no elige tener dos brazos y diez dedos, en lugar de otra cosa.
Entonces, la genética es la excusa perfecta. Para la gordura, para la propensión al llanto, para la intolerancia al calor excesivo, como la ausencia de oído musical...
Aproximadamente previsibles, vamos piloteando lo que nos queda de libertad, después de la tajada que se llevan las circunstancias de haber nacido en estos tiempos y lugares.
Pero, dentro de la tendencia a la reiteración, hay una que es desquiciante.
Repetir los esquemas que -sabemos- desembocan en situaciones de dolor para el alma.
¿Será que algunos no podemos sustraernos de esa tendencia? ¿Será que portamos el gen del autoflagelo, el gen del enroscamiento, el gen de la complicación?
Es la teoría que se le ocurrió a mi amigo Beto después de muchos kilómetros de ida y vuelta, de muchos vientos en el oído, de muchos intentos fallidos. Nos miramos, como en un espejo doble cara, y reconocimos mutuamente que sí, que claro, que debe ser eso: un malnacido gen de esos que nadie sabe para qué carachos se transmiten, de una generación a otra. Tenemos un gen poderoso y jodido, un gen que nos arrastra a repetir historias, que nos condena a la melancolía, que acaso haga que exudemos alguna feromona de alerta entre nuestros congéneres...

Contrariamente a los prolijos postulados de las ciencias duras, a nosotros se nos ocurre que a un gen que te hace repetir algo que no te gusta, se lo puede doblegar mediante el uso de otras fuerzas, menos físicas y orgánicas.

Nada de alteración de cadenas de proteínas, nada de nanobots medicinales.
No: métodos revolucionarios y económicos (la pesadilla de la industria iatrogénica de la farmacología). Métodos tan evidentes que despiertan la frase "¿cómo no me di cuenta antes?"
Ahi, va, queridos congéneres acosados por la resaca del gen complicante, la receta para zafar de la curva de moebius de la insatisfacción permanente, de la infelicidad agazapada, de la soledad dolorosa.
Habrán de seguir estos pasos (el orden no es estricto):

  1. Llegar a un punto de comprensión de la idiotez propia (ejemplo "¿Otra vez sufriendo por una persona a la que NO LE IMPORTO? ¿No seré un poco idiota"?)
  2. Percibir el momento en que todo va mas o menos bien y empezamos a buscar la quintapatez del asunto. Detenerse en seco antes de siquiera pensar en algo malo.
  3. Observar con desapego y ecuanimidad al resto de las personas que sí creen en nuestro talento, afecto, valor. Contarlos. Si son más de dos, poner en marcha de inmediato el proceso de detención del gen complicante.

Y entonces: para abortar la secuencia replicante del enriedo y sus nefastas resultantes, es imprescindible tomar consciencia. La autoconsciencia ya efectúa un cambio sustancial. Aplicar en ese estado una dosis fuerte de energía espiritual (sí, vamos, por favor, todo el mundo la tiene, qué tiene que ver con religiones y con velitas blancas... hablo de energía vital, che, fuerza mental, voluntad, garra, como quieran decirle) y desviar el rumbo del gen que se dirigía, porfiada y alegremente hacia la meta de siempre: complicarlo todo...

Por cierto...no es infalible! Pero si hemos sido conejillos de indias en las frías mesadas de la ciencias de la salud y nos dejamos agujerear el alma en los divanes de la ciencia psicológica... qué mas da, probar un poco de nuestra propia sabiduría de haber vivido...?

Beto sugiere acompañar el tratamiento con un jarabe que llama "me-refugio-en-los-míos".
Sugirió también el tema para este post, un servicio a la comunidad. Y aquí lo tiene.

Un confite para la gilada.

5 comentaron esto...:

Sylvia Cirilho🪷 dijo...

Uh...también creo en la cadena de genes relacionantes..el de Vera..el de Beto y el mío propio..lei el posteo y sentí una luz interna,sirena oooooouuuu y una banderita roja de mar peligroso que ondeaba a full.
Me compré el libro Parejas Tormentosas para leer por prima vez alguito de autoayuda y porque NO puede ser que la tormenta llueva sólo sobre mi y negra negra como negra...me lo leí todo y lo hice flúo en renglones resaltados..me leí de pe a pa el estigma de las mujeres que aman demasiado...la IE de Coleman y la aplicación de la filosofía Zen en las relaciones y nada nada nada de nada me repicó como un estallido adentro.No hubo conexión alguna entre mi tendencia a repetir sellos y los consejos de gente que no me conoce y escribe para mi...Para mí escribieron esoslibros? Por qué me identifico con esos personajes o esas historias tortuosas? Uhhh...siento que deliro.
Y,sin embargo..cierto...hay refugio en los que te quieren para decirte que la pares,que dejes de sentirte mal,comprometida de más,imbuída de sentimiento de YO pudo cambiar A o de una franca vocación de mártir...
Bah...plaudo a los que pueden tomar auto-consciencia..a mi me cuesta...me siento un fraude yo misma.Debo carecer de ella y sólo un GPS incorporao podría hacermela encontrar de nuevo.O no.
Pareciera que a uno le gusta el flagelo,la genuflexión ante la pasión que lastima o la crucificarse definitivamente a una repetición incansable de caripelas y voces...
Me quedé pensando con este posteo.
Vera me escucha,me ha escuchado y me escuchará? Seguiré repitiendo o...de alguna forma fortuita me daré cuenta golpeándome la cabeza de que el gen complicante puede esquivarse?
quien lo sabe...
Hey Vera...bien por Beto...esteee..tan sensible es? hum..segura? quien es? tiene a alguien?
Sufre asi?
estará libre para escucharme? jajaja
Un besote

verarex dijo...

BETOOOOOOOOOOOOO

te buuuuuuscaaaaaaaannnnnnnn!
jajajaja

Anónimo dijo...

Gen complicante es una denominación menos bochornosa que Vera decidió darle a este nefasto descubrimiento de un servidor, en su cepa primaria y a falta de un mejor nombre fue llamado gen del culo. Existe toda una teoría, simple en su básico principio de acción y reacción y compleja a su vez por la multiplicidad de mutaciones que el bendito gen desencadena, cuya enunciación no es otra cosa que una mas de las sintomatologías que el propio gen presenta. En síntesis, es absolutamente inútil.

verarex dijo...

yo le busqué el lado poetico y el orrrrrrrrrrdinario tuvo ke decirlo nomas: daaaaaaaaale que va!! el gen del culo! claaaro!!!
y como es un gen...y no se puede contra el gen... te vas de culo contra el mundo...
Y asi...

que barbaro Beto... y la ciencia despues dice ke lo sabe todo....
BAH!

Sylvia Cirilho🪷 dijo...

huy...pal culo me salió...será cosa del gen complicante Veríssima?


NdR: Vera...me compliqué mal de nuevo.Ud me entiende,jejejej

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