Mnemos

4:40 p. m. | 9 Comments

Alvy (uno de los chicos que hacen Microsiervos, uno simpático, hay que decirlo) escribió una entrada titulada "Por qué la vida se acelera a medida que nos hacemos mayores", que es, a su vez, título de un libro sobre la memoria y la percepción del tiempo.

Me atrajo el comentario acerca de un suceso curiosamente universal: no recordamos prácticamente nada de lo que nos pasó desde el nacimiento hasta los 3 o 4 años. Incluso, a veces, lo que decimos recordar no es un recuerdo propio en sentido estricto, sino una recreación mental de lo que tantas veces escuchamos referir a nuestra familias.

Así que eso de que la memoria es la guardiana del tiempo pasado, tanto sea escrita como narrada, está por verse. (o tal vez...ya se vio?)

Mi recuerdo propio más alejado en el tiempo es el de un accidente que tuve en el patio delantero de la casa de mi abuela, a los tres años y medio. Sólo recuerdo el final...lo otro me lo contaron y de eso no tengo imágenes propioceptivas, por eso sé que aunque me lo imagino, no lo recuerdo.

De alguna manera había levantado una figura de cemento, de esas que supuestamente adornaban los jardines, de un gallito. Me dí vueltas con el gallo de cemento a upa...hasta que perdí el equlibrio y me caí, y vaya a saber cómo, me di la frente contra una saliencia de la figura.
Mi recuerdo es tan sólo...que me caí, muy mareada. Que escuchaba a mi mamá gritando, a mi tía gritando, que me alzaron entre las dos y decían algo como "llevala, llevala a...." (no sé a dónde)

Yo no sentía dolor eh? Eso no lo recuerdo...solo el mareo...y que cuando mi vieja me levantaba y no se decidían quién de las dos me iba a sostener, se me empezó a salir la botita derecha. Yo estiraba el pie...se me sale..ay...se me sale la bota...mamá, la bota, la bota...

Mi mamá dice que no recuerda eso, sólo que me veían manar sangre, como un río que me bajaba por la cara. La cicatriz quedó nomás, se ve que pusieron un par de puntos pero cosieron como pudieron...no existía aún la idea de la estética posterior, así que por eso no me puedo peinar con raya al medio...se ve la medialunita blanca y levemente tensada de esa piel donde no crece el cabello.
Pero bueno: de todo lo que vino después -el hospital, la anestesia, la curación, el cuidado- de eso no tengo el menor registro. Incluso siempre cuentan en la familia que no en una sino en DOS oportunidades me trepé de un mueblecito algo inestable, y me lo tiré encima con todo el platerío incluido. De eso, ni rastros.
Quizás el tiempo transcurría en esa suculenta sucesión de novedades que hace que estemos intensa y dedicadamente puestos a vivir, a aprender a vivir: hasta dónde llega mi casa, a quién le puedo pedir puré y a quién no, cómo se corre, cómo se hace avanzar el puto triciclo, cómo se complace a papá para que no te rete, con qué botón se enciende la tele y dónde se esconden los caramelos en el modular. Y día a día hay novedades: de pronto mamá afirma que dentro de esa panza redonda está "el hermanito" y por eso no te puede alzar...maldito "hermanito", y ...¿quién lo metió ahí? Ahora tengo que empeñarme en aprender doscientas cosas más con esta impactante noticia...

Y así el tiempo de la primera infancia está saturado de experiencias nuevas a cada minuto. Tiempo vivo. Tiempo a manos llenas. Invierto todo el tiempo posible en vivir, no me preocupo de memorizar ni de retener. Otros se encargan.
Ya llegará la palabra escrita y con ella la posibilidad de dejar huellas.

Miguel Angel Axtle dice que cada sociedad tiene una percepción diferente del tiempo, según su modo de vida y de organización. Nos habla de dos tipologías de percepción, según las culturas: llama monocrónica a una y policrónica a la otra. Las que hacen las cosas de una en una (¿quedan así?) y las que superponen diversas acciones en el mismo tiempo.

También se dice que en tiempos de pocas precisiones de relojería, el tiempo en general se medía de maneras menos precisas: por el santo, por el clima, por la celebración con que la iglesia impregnaba la vida de la gente: que el adviento, que los carnavales, que las pascuas, que la navidad.

Mucho de eso pervive en nosotros, pero asociado a esta clara distorsión que acompaña a nuestro propio tanscurrir del tiempo y a nuestra propia memoria de los sucesos. Decimos "¿ya es navidad otra vez?!" con una mezcla de alarma y aceptación. Los más peques preguntan "Falta mucho para Papá Noel?" Y siempre, a menos que sea 20 de diciembre, el tiempo que falta les parece mucho.
Yo no recuerdo las 43 navidades que me vieron. Apenas, y haciendo un esfuerzo, recordaré 5, 6 y por algo en especial que las señaló.

Me despertó la curiosidad:
¿Qué recuerdo es el primero que consideran propio?
Lo más antiguo que se acuerdan: ¿Me cuentan? ¿Por fa?

9 comentaron esto...:

Anónimo dijo...

Las primeras imagenes que recuerdo son de un día de verano acostado en el piso fresco que daba la sombra de una parra en la casa de mi abuela (no se cuantos tenia)
Pero los mas nitidos son del jardin de infantes cuando tenia 3 años recuerdo todo el paso por el jardin, muchos recuerdos.

Isabel chiara dijo...

Mi primer recuerdo es a la edad de 3 años bajando una cuesta del pueblo en bici, con mi amigo manolito. En un momento dado el sillín se aflojó, y rodé por la cuesta con la bici encima. La historia se saldó con magulladuras hasta en el cielo de la boca y la bronca de mi madre que siempre estaba asustada por lo que nos pudiera ocurrir.

No sé si es de ese recuerdo o de otro, oigo a mi madre decir "ten cuidaito" cada vez que nos despedimos.

Un saludo

verarex dijo...

Nico:
pero si vos RECIEN salis del jardin, corazon!
Asi no se vale!
jajajajaja

verarex dijo...

Isabel: lo de tu madre se emparenta con otro post de hace unos dias (Cuidate...) no?

Gracias por pasar.
Me gustó tu blog de mujeres en guerra.

Anónimo dijo...

Recuerdos,,,ufff montones,,,
pero no sé cual es el más antiguo,,,el que más recuerdo es un día en una plaza con mi mamá y mi papá y mi perro cocker Toribio,,,subí a un puente y un nene del otro lado lo movió y me caí en un pozo lleno de agua que esta abajo del puentecito,,,
me quedó registrada la caída en cámara lenta,,,y de ahí en más ya estaba en el auto camino al hospital a que me cocieran la ceja izquierda,,,
mientras lloraba como una marrana,,,Toribio me palmeaba con su pata el hombro,,,
que lo parió, che,,,
mirá hasta dónde me hiciste ir,,,
gracias,,,
un abrazo

verarex dijo...

(menos Nico) parece que nuestros primeros recuerdos "propios" tienen que ver con porrazos, nuestros o de gente cercana.
Qué raro...no debe ser casual
(habrá que investigar)

turquoise dijo...

algo llega a veces también a mi...en contadísimas ocasiones en que los jazmines de Noviembre laten en la noche...la casa grande,todos juntos y las estrellas que, de brillantes...eran recién bajaditas para la mesa.
Después,los jazmines olieron en mi vientre cuando le puse el nombre a la cría y ya no estábamos todos los de antes.
Apenitas pocos hermanos quedamos y otro olor agrio a botas, a falta de pelotas y verde militar ensombreció el patio estrellado.
Maldita maldita maldita memoria.
Uhhhhhhh.....

verarex dijo...

Pont:
a mi los jazmines siempre pero siempre me parecieron el olor de la navidad...

Anónimo dijo...

Siiiiiiiiiiii,,,,
eso era lo que me faltaba,,,
los aromas,,,
esos si que traen recuerdos,,,
es verdad los jazmines son de navidad,,,
y ahora que se acerca la primevera,,,
las frecias,,,tengo un florero justo acá lleno,,,y el olor mmmmmm que rico,,,
un abrazo

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