¿Quién sabe qué tan lejos irán las palabras que decimos? ¿Cuántas horas o días o décadas seguirán haciendo su trabajo?
¿Quién puede menospreciar una herramienta que trabaja por sí sola, suavemente, perseverantemente, incansablemente?
Así como hubo palabras que laceraron mi corazón -y persisten, en la memoria, en ese presente sinfín-he tenido otras que salvaron, una y otra, y otra, y otra vez mi vida.
(porque la vida, bah! la vida! no es un espamentoso sonar de clarines...sino esos minutos que se enlazan uno a otro hasta ser "tu tiempo")

Palabras que alguna vez me salvaron la vida:

Una pregunta, una afirmación contundente, un piropo, un mensajito de alarma, una sola vocal acompañada de una expresión insondable en los ojos, mi nombre pronunciado con una carga de esperanza gigante, una risa inesperada y refrescante, un reconocimiento no demasiado tardío, un pedido que era un ruego y a la vez la respuesta a ese ruego, una conversación que se fue apagando hasta ser sólo un sollozo... Paraules d´amor

La confirmación de un milagro.
La confesión alegre de un pecado, que me liberó para siempre.
Las palabras que bastardearon en nombre del amor, pero que son bienvenidas porque el bálsamo de la ternura no tiene por ahora contrincantes...
Los millones de puntitos suspensivos... se me han pegado como tics, acuden a mis frases escritas con voracidad, han adquirido ya entidad de palabra.

Palabras de esperanza, palabras de futuro, bellas palabras de amor.

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