Todo se transforma, como dice la canción. "Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da"
Es un equilibrio sutil, sutilísimo, delgado. No es simultáneo, y por eso a nosotros, criaturas del presente, nos resulta tan difícil de aceptar.
Quién sabe cuándo y cómo, y provenientes de quién, he de recibir las retribuciones que merecen mis buenas acciones de hoy.Y cuándo, cómo y de quién me llegarán, infalibles e impiadosas, las facturas de las cuentas a saldar.
Digo yo: ¿dónde tiene sus oficinas el Karma? ¿Atenderá en Buenos Aires, como Dios?
Si tuviera ese dato de mi parte, qué feliz...y qué descamisado el tono de decir... (¿verdad, Silvio?)
Que si tuviera ese dato, ya te digo, yo me iría sin dudarlo a gestionar mis acciones: que me pase ahora todas las malas (me las aguanto), que me deje para el final del camino todas las buenas.
También para vos,Ale.
Y para mí, claro que sí.
1 comentaron esto...:
A mí siempre que se me proponía aquello tan típico:"tengo una noticia mala y una buena,cual querés primero?". Siempre elegí la mala primero. Con la esperanza de que la buena noticia,hiciera olvidar el dolor de la primera. Con que normalidad asumo también esta preferencia a la vida en general! Ya saldé mis cuentas pendientes,de aquí en más quisiera ser retribuido por mis buenas acciones. Seguro que la oficina esta en Buenos Aires,solo hay que encontrarla. Volverla a leer señora,es un placer,coincidir más.
Publicar un comentario