Mentimos mentiras blancas, mentimos con audacia o con discreción. Mentimos con inocencia. Con incomodidad. Con alevosía.
Decimos, por ejemplo, que no importa si leen el blog tres mil personas o tres, que escribimos por otras motivaciones.
Que la ceguera de correr detrás de unas estadísticas se la dejamos a los papanatas de la televisión.
Bla.
Blabla...
Consuelo de escritor aficionado: autoconvencerse de las propias mentiras.
“Digo la verdad en forma compulsiva”
Esto también es cierto de mí misma. Pero no por moral, sino porque no puedo evitarlo (siguiendo ese mismo patrón es que no fumo, es que no bebo: no es fruto de ninguna virtud, es que lisa y llanamente no me dan ganas de hacerlo…)
Digo la verdad en forma compulsiva, y de pronto la verdad es que me odio por descubrir que he dicho varias mentiras. Que las dije con tanta vehemencia que fui la primera en créermelas. Que no es cierto que no me importa si me leen o no: ¡claro que me importa! Y algunos lectores duelen en su ausencia más que otros. Y extraño hasta a los desconocidos. Y deploro que mi cansancio físico me arroje lejos de estos caminitos de letras.
Tengo la alegre desgracia de trabajar muchas horas en proyectos que me gustan casi tanto como si fueran recompensas en sí mismos. Trabajo y me divierto, trabajo: invento mundos. Trabajo y se me ocurren más motivos para seguir. Escribo cada día millones de noticias, redacto, ilustro, fusiono imágenes músicas, objetos, tenso hilos por donde las palabras echan a correr como locas filas de hormigas atareadas.
Transida de un cansancio sin resuello, me duermo –tarde, tarde, horrendamente tarde- cada día, y dos minutos antes del sopor del primer sueño, siento en los huesos la sabrosa marca de extenuación eufórica del día.
Entonces, algunas noches o madrugadas, con un vaho de culposa necedad, pienso en mi blog semiabandonado. Mi recreíto mental, mi gimnasio de neuronas, mi ventilación del intelecto educativo. Están creciendo yuyos en las esquinas del blog, y nadie viene a ver, y nadie asoma… y el que asoma ve que nada ha cambiado en semanas…
Los cibernautas son malos amantes (regalo esta sentencia, libre de impuestos, a la primera mujer recién llegada a la Red que lea esta página naranja) Malos amantes que no se aguantan la espera, que enderezan la proa hacia otros mares, que te mienten con infantil descaro, que te dicen que siempre te leen…
Me niego a fidelizar lectores con artilugios de marketing berreta (ah, pero si alguien lo hiciera por mí…) Nunca quise poner un contador de visitas (ahora que sé que me he mentido, entiendo que no lo hice para evitarle a veramarina una decepción…)
Pero como también caí en la cuenta de que todos los que blogueamos, mentimos….bueno, es que me sigo sintiendo entre colegas. Mudos, paseantes, envidiosos, anónimos, exiliados de sus microtiempos, cada cual en su cuadradito, párpados cenicientos que barren ojos enrojecidos, fugaces, veloces, sombras cibernéticas, pasan y no vuelven, jugando ese juego absurdo y cruel de nuestra infancia.
La mala sangre se espesa cuando, por el motivo que sea, doy con un blog que me parece francamente soso, o quemado de obviedades, cuando aterrizo en melosos hellokittysitios, rebosantes de poemas vulgares o en bitácoras tautológicas y replicadas, refritos en los cuales es imposible distinguir una idea original… y compruebo que tiene un tránsito de mensajes apabullante.
Claro, claro que me importa. Claro que me pone molesta, cómo no.
Por eso me puse a ver donde está la trampa. Porque un blog maravilloso y bien servido (como el del prrofesor Potachov, por decir uno) que reciba montones de visitas, excelente. Pero los otros, los demás millones de clones…. Debe ser un truco, eso dice mi intuición!
Bueno: que no es tanto una trampa, como una distribución sin equidad. Los bloggers más comentados son personas con muchísimo tiempo libre. ¿Y qué hacen, estos publicadores inquietos? Pues visitan otros blogs. Con devoción pueril, con un cuidado minucioso, visitan y firman, firman y visitan. Dan una ronda cada día más amplia. Esparcen la semillita de su nombre y no se sientan a esperar; siguen esparciendo. Después la recogen: una permuta in eternum va ligando los espacios de los visitadores-visitados.
Qué decir, es bastante interesante la trampa del buen Blogger. “Saluden a los vecinos” diría mi vieja, allá lejos y hace qué se yo cuantos años “porque es buena educación y porque nunca se sabe si un día los vas a necesitar”
La trampa del buen Blogger había sido pura reciprocidad, como en los viejos tiempos.
6 comentaron esto...:
acá estamos leyendo y esperando siempre que haya más...blogg interesantes....redes...
y no es mentira....
Son mentiras...pero piadosas
Y a veces, hasta inteligentes
Salutes!
Te dejo mi comentario porque quiero vivir deliberadamente y desechar todo que no sea vida(como no dejar un comentario en un blog, a pesar que te haya agradado):P
Interesante tu reflexion...y va en serio esto: no paso aqui por marketing, me impresiono que alguien hablara sobre los sentimientos que generan las visitas a un blog...el extrañarlos...pq yo tb confieso que me agrada que me visiten...aunque si uno continua en este menester a pesar de todo, pienso porque es mas fuerte eso de expresar lo que uno siente...
Un beso
Recordando un pasaje de la Biblia (ese gran bestseller), "nadie enciende una lámpara y la pone donde nadie la vea". Claro que nos importan los lectores (o la falta de ellos). Se escribe porque se quiere decir algo, porque se tiene algo que decir. Escribir para nadie es lanzar tiros al aire. El silencio en toda comunicación (salvo, tal vez, en los enamorados) es doloroso, como el dolor que queda cuando a alguien le amputan un miembro. Sigue escribiendo, por favor. Lo haces de manera maravillosa y es un gusto leer(te).
Un saludo desde México.
Gracias Hormiguita, por vivir deliberadamente y dejar aqui tus voces
(he visitado tu blog...la hormiguita hippie...jajaja)
Du Rêve: gracias también por tus pensamientos.
No me quedará mas remedio que seguir ;)
nos leemos!
VeRa
Me gustó regresar :)
Valoro especialmente tu frecura, la soltura con que dejas salir tus reflexiones o sentimientos...tu transparencia.
Claro que importa si nos leen o no. Del mismo modo que nos interesa que nos respondan cuando hablamos o que nos miren, cuando miramos, etc.
Quizás podríamos pensar cuál es el objetivo principal de quien escribe (y publica en el blog) a veces puede ser para ser leído, pero no necesariamente ha de ser ese el primer destino de los post, en todos los casos. Digo... :P
Me gusta leerte por que me invitás a pensar-sentir
PD; coincido en gran parte de lo que decis! hermosa la última frase ;-)
Un beso
K
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