o de quién (¿esto será técnicamente posible?)
ardo
mi mente arde
mi corazón se despedaza en astillas de luz líquida
sonrío sin motivos
toda la gente me parece merecedora de consideración y buen trato
se me ocurren ideas brillantes
mordisqueo sabrosos triunfos en mis cuatro trabajos
¡me salen las recetas de cocina!
no me alcanza el tiempo para nada
ardo
me consumo
me veo bien en el espejo
Llego a la conclusión, tal vez errada: me enamoré
Me enamoré, sin dudas.
Esta dulce confusión de alegría
esta íntima confianza de ser buena,
de ser digna de lo bueno...qué otra cosa podría ser
sino Amor?
simétricamente, ay...
ay, las espinas de la soledad...
quién me manda-digo yo- quién me sugiere
andar hurgando en los polvosos y digitales huesos del pasado reciente...
leerme es casi obsceno, leer mis torpes palabras de amor,
me hace sentir vergüenza, una estúpida vergüenza retroactiva,
y yo que predicaba que uno no debe arrepentirse nunca
de aquello que hizo
creyendo que era el Bien.
Pienso:
tal vez no sea arrepentimiento, sino sólo nostalgia...
tal vez no sea el vértigo del "falling in love"
-uno no debería "caer" enamorado, dice un filósofo, debería "levantarse" en el amor-
tal vez sea este manantial de sentimientos
que me inunda y festonea de burbujas mis pestañas
un engaño dichoso
una punzada en el cuerpo fantasmático
del deseo
Me siento locamente capaz
de amar a todo el planeta
de amar a todas las criaturas...
una revolución de amor alzada en armas
irrefrenable, rabiosa de alegría, susurrando alaridos,
dulcemente amarga,
oximorónica,
igual que yo...
(Ahora me leo, me releo, y escribo, y me reescribo. Qué va a ser de mí, después de la turbulencia... después de la feroz identificación con todas las canciones románticas de la historia... cuando aquiete sobre mis hombros sus alas frías, la consciencia de ser impar)
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bellísimo
bellísimo
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