...es la realidad.


Así dicen los seguidores del viejo líder de las frases regias.
Así lo repiten los economistas, los dueños de verdulerías, los implacables números de los índices.

"La única verdad es la realidad"
Controvertida afirmación, porque uno ve la realidad con las gafas que le fue construyendo el lenguaje, la cultura, el corsé de muchos siglos de forcejeo contra los instintos.

¿Cuál es la Verdad, la Verdad con letra capital y rostro descubierto?
¿Qué faceta del cristal estoy mirando, qué sombra de la caverna me dicta una jaculatoria para nombrar lo que mis ojos quieren ver?
La realidad...dónde reside?
¿La realidad es el número que está impreso en mi ticket o es la fruta que sostiene mi mano?

La "voz" del amigo que a miles de kilómetros, por el puente magnífico de Internet, me dio ánimos y me describió esperanzas futuras...es menos real que el silencio de corderos de los que estaban al alcance de mi mano? ¿Menos real que la murmuración de la estupidez?

Y como se pone espinoso trazar la línea entre la verdad y la realidad... les cuento un caso.
Lunes por la tarde, día de trabajo en la oficina. Suaves susurros, clics de teclados, el ronroneo neumático del ascensor cada tanto. Cada uno en lo suyo. En su verdad. En su realidad.
De pronto, por la ventanita abierta del monitor, por la canilla goteante de datos de una web de noticias, el aviso: un incendio gigantesco, justo en este barrio.

Fue Denise, la de la eterna sonrisa, la que dio la noticia: "Dicen en TN que hay un incendio por acá!"
Increíblemente, la primera reacción de muchos (¡muchos!) de los que oimos fue...ingresar a la página de TN!!

Menos mal que nos quedaban ejemplares con sentido común (o curiosidad más urgente...) que corrieron a la ventana a ver...
Entonces los ojos confirmaron "la verdad" de las noticias: sí, en serio, mirá vos, un incendio.

Enseguida hubo quienes aconsejaron volver a cerrar la ventana porque entraba mucho olor a humo, y también entraba el humo propiamente dicho con sus hojuelas de cenizas oliendo a plástico chamuscado.
Cierren, cierren, volvamos a las PCs...

Cerramos. Volvimos: al silencio de los vidrios anti ruido, al frescor artificial del aire acondicionado, a esa tranquila realidad controlada donde no había 50 heridos ni dos pequeños casi asfixiados por el humo, ni gente llorando sus pérdidas ni peligro de derrumbe alguno.
El incendio siguió ardiendo durante veinte horas.

Pero aquí, en los rectángulos de nuestros escritorios, a tan solo dos cuadras del desastre contante y sonante , la realidad era la pantalla de TN, aquí las "cosas" se vuelven reales cuando aparecen ante nuestros ojos mediando una red electrónica que digitaliza imágenes, sonidos, datos, caras, recuerdos...

"La única verdad es la realidad"

Me queda por saber si existe una única realidad. Y si a ésta podemos asirla mediante palabras (palabras dibujadas, palabras sonoras, palabras de palabras)

Por algo decían, con anticipado terror los antiguos sofistas "res, non verba".

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