Bueno, cómo estar seguros de que El Que Bate La Coctelera lo sabe bien.

Bien podría yo estar diciendo las palabras correctas, pero en el orden inverso. Las palabras necesarias, pero en el tiempo inoportuno. Las letras adecuadas, pero formando palabras ininteligibles.
En todos esos casos mis plegarias no serían escuchadas...o lo que es aún peor: sí! podrían ser escuchadas! sólo que con consecuencias nefastas para mi orden de pedidos.
Juego el puzzle humano más antiguo: el de la comunicación.
Encastro, suelto, superpongo, mantengo el equilibrio. Las mismas palabras nombran seres distintos, las mismas letras, en orden idéntico, ahora escriben algo que nombra a otra cosa.
Por caso: sé que la palabra "ausencia" no es la ausencia. Pero nombrarla equivale a revolver la sopa de sus fantasmas.
Temo decir algo que, incitando a la mariposa a batir alas, desencadene un huracán.
Una vida puede pender del hilo celeste de una palabra.
Una historia completa puede caber en una frase.
Se dice que el escritor Ernest Hemingway citaba como su mejor obra una frase de sólo seis palabras: "En venta: zapatitos de bebé, sin usar" (1)
Una obra literaria breve y brutal, Sir Ernest. Armó ese puzzle con maestría, hay que reconocerlo.
Por mi parte, no pude evitar la fascinación y el desconsuelo por identificación que sentí con el personaje del libro que leo, cuando detalla su reacción ante un mensaje de sólo tres palabras.
Transcribo:
"Hube de leer repetidamente, con incrédulo estupor, las exactas y fatales palabras. Hube de palpar, sobre el rugoso y húmedo papiro que las contenía, los precisos trazos que las formaban, hube de deletrearlas, examinando los menudos detalles de cada rasgo, la absurda (pero terrible) trabazón de sus sílabas, un arbitrario artificio que podía, en otro orden, haber compuesto cualquier otro mensaje quizá esperanzador, pero que tercamente se obstinaba en componer sólo aquella desmesurada noticia. Hube de permanecer una infinita suma de soledades hechizado ante esas tres palabras fatales para convencerme, por fin, de que no cabía posible error"
Cierto, yo me enteré de las tres palabras al seguir leyendo.
Pero... toda la escena podría preceder a la lectura de cualesquiera "tres-palabras" que nos laceran o nos redimen para siempre, que no esperábamos, que no suponíamos merecer...
¿Cuáles podrían haber sido?
¿Qué jugador maldito del scrabel del destino dispuso de ese modo las letras y las sílabas?
¿Cuáles eran -imagina conmigo- esas tres unidades aterradoras e irrefutables?
(1) Lógico, eran seis en inglés: "For sale: baby shoes, never used." Vía: 6palabras